Seven minutes in hell

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Nunca pensaron que un juego de la botella se pudiera salir tanto de control.

Advertencias: Yaoi, of course. ¿Por qué más estaría colocado en esta colección?
Aaaanyway, pasé muchísimo de los eufemismos esta vez, quería darle un intento xD Así que si el lenguaje ofensivo, eso, te ofende, recomiendo leer con precaución o no hacerlo.
Advertidos quedan.

x.x.x.x

—¿Qué pasa? —Shiro preguntó después de un rato. Ichigo exhaló lentamente, pero no respondió—. ¿Qué dice la tarjeta?

Rangiku soltó un chillido de entusiasmo, levantando una carta del mazo que estaba frente a ella—. Siete minutos en el cielo.

Estaban jugando una variante del juego de la botella, una mezcla entro eso y ese juego de cartas que Ichigo no quería saber de dónde Rangiku lo había sacado aunque era muy obvio en que tipo de tienda lo compró.

¡¿Qué?! —siseó Shiro, mirando hacia Ichigo, quien estaba reclinado hacia detrás como si alguien acabara de decirle que su mascota había muerto—. ¿Qué significa eso siquiera? Todas las otras cartas tenían cosas estúpidas como ‘besar’ y ‘tocar’. ¿Qué se hace en ‘siete minutos en el cielo’?

—Es la opción de comodín —Keigo explicó emocionado—. Como un movimiento especial o la carta del Joker.

—Eso todavía no explica nada —murmuró Ichigo.

—Um, Ichigo… —Chad murmuró para llamar su atención. Eso suele significar que Ichigo estaba diciendo algo muy estúpido sin darse cuenta. Ichigo se inclinó hacia Sado para escuchar al susurro en privado—. Quiere decir que tienes, uh… tú y Shirosaki deben meterse en un armario y, uh…

—¿Qué? —le demandó con impaciencia—. ¿Tenemos que hacer qué?

—Significa que tienen que meterse mano —aclaró Renji, el cual se volvía muy directo cuando estaba bebido—, pero si quieres acobardarte, Ichigo, tomaré tu lugar.

Ichigo hizo una mueca ante eso pero parecía demasiado impactado aún para decir algo más. Shiro no comprendía por qué tenían que amargarse tanto por eso. No había modo en que fuera a dejar que lo encerraran en un armario con alguien. Para eso las faltas existían en juegos como aquel. En silencio, se inclinó a tomar su bebida para beber su trago; Ichigo inmediatamente soltó un suspiro de alivio y lo imitó.

Estaban salvados.

Pero entonces Renji arruinó todo.

—Espeeeeeeren un segundo, vosotros dos —se puso en pie sobre piernas temblorosas para acercarse a quitarles las botellas antes de que pudieran tomar—. ¿No escucharon que es una carta comodín? Eso significa que no pueden pasar turno.

—Nadie dijo nada de eso —discutió Ichigo, levantándose para encararlo mejor—. Deja de inventarte las reglas, Renji. ¡No eres el jefe de la botella!

—Uh pero Ichigo—

—¡Cállate, Keigo!

—¡Sé un hombre, Ichigo! —vitoreó Ikkaku desde algún punto de la sala.

—¡Que entren al armario! ¡Que entren al armario! —chillaba Rangiku dando golpes con las manos en el suelo. Otros tantos imitaron esto.

—¡No funciona así!

Antes de que cualquiera de los dos pudiera saber qué demonios había pasado, alguien los había agarrado a ambos y los empujaron al interior del armario.

—¡Esperen—! —exclamó Ichigo ya demasiado tarde. 

Tan pronto como la puerta fue cerrada, Ichigo se dio que la música se escuchaba menos allí dentro. Podía escuchar la suave respiración de Shiro haciendo eco junto con la suya. También pudo escuchar el clic de una cerradura en la puerta, seguido de unos pasos que se alejaban. Gritar para que los dejaran salir seguro sería inútil incluso si llegaran a escucharlos. Además estaba completamente oscuro allí dentro que ningún rastro de luz excepto los pequeños rayos que entraban por el pequeño espacio entre la puerta del armario y la base del mismo. 

Two sides of the same coinWhere stories live. Discover now