Beskytter

1.8K 106 6
                                    

Ok así que yo borré esto de las historias en general para ponerlo aquí porque al final no hice continuación, pero resulta que NUNCA me acordé de volver a ponerlo hasta que recién vi el documento :D Merezco un aplauso por bobo y unos azotes. 

Recomiendo un vaso de agua y una palomitas porque es laaaaargo. ¡Disfruten de más bizarradas mias! 

Advertencia: Este one-shot es Human!ShiroxMerman!Ichigo lo que significa una relación entre interespecies. No hay nada explícito, pero si algo de esto no te gusta, no leas. 

x.x.x.x

No había nada mejor que la marea en calma y el olor de la brisa marina inundando sus fosas nasales. Botas de cuero negras malgastadas, hacían crujir la madera allí por donde pisaban con paso seguro. El tintineo de cadenas se escuchaba con cada movimiento, proveniente del colgante de oro y los abalorios y adornos que colgaban del pañuelo alrededor de su cabeza cubriendo parte de su largo cabello blanco. Tal vez fuera un pirata, pero definitivamente su cabello no era algo que descuidaría. Inhaló con fuerza por la nariz y con una sonrisa ladeada soltó el aire por la boca.

—Otro gran día en alta mar—sonrió satisfecho de oreja a oreja. Las mangas de su camisa de botones un tanto holgada, golpearon en el aire por el viento. Escuchaba los pasos de la tripulación en cubierta, ya fuera limpiándola o vigilando que todo estuviera en orden.

— ¡Kaizoku! —gritó unos de los tripulantes desde la cofa situada en lo alto del palo mayor. Puso una mano sobre su ojo azul claro para tapar la luz del sol, el otro estaba tapado por un parche blanco, y entrecerró los ojos.

— ¿Qué sucede D-roy? —respondió el capitán mirando con brillantes ojos dorados hacia arriba desde la toldilla en la cubierta de popa.

— ¡Veo algo a lo lejos! —anunció. Sacó el catalejo que estaba guardado en una funda en su cinturón y lo usó para divisar con más claridad lo que había visto—. ¡Parece una especie de desfiladero!

— ¿Cómo? ¿Un desfiladero? —corrió hacia su camarote, entrando a toda prisa con un fuerte portazo y el chirriante sonido de las bisagras oxidadas por la brisa marina. Fue directamente hacia su mesa, en la cual habían esparcidos decenas de mapas y utensilios. Con la brújula a su derecha, cogió el mapa que necesitaba y lo extendió sobre la mesa.

Sus sospechas se confirmaron. No había ningún desfiladero indicado en el mapa. ¿Cómo era posible? Volvió a enrollarlo y lo enganchó dentro de su cinturón de cuero negro a un costado. Salió de nuevo a cubierta, la tripulación pendiente de cuáles serían las órdenes.

— ¡D-roy! —El joven de cabellos plateados bajó hábilmente por una cuerda desde la cofa hasta cubierta, parándose frente a su capitán—. ¿Podemos rodear ese desfiladero?

—No lo sé, kaizoku. Y si se pudiera, tardaríamos días, incluso una semana, en rodearlo. Es bastante grande por lo que parece —explicó.

—Kami sabrá que hay entre los dientes de esas rocas —gruñó alguien entre la tripulación.

El joven capitán frunció el ceño a la vez que se llevaba una mano a la perilla para pensar en que podían hacer. No tenían una semana para rodear ese desfiladero. Necesitaban llegar a tierra pronto pues sus víveres estaban menguando lentamente y la isla más cercana no estaba precisamente cerca.

— ¡Cruzaremos el desfiladero! —concluyó, caminando con pasos decididos hacia la proa del barco. Ya podía divisar las grandes rocas a lo lejos.

— ¡Shirosaki-sama! —Llamó un chico de cabello negro y corto, con gestos nerviosos—. S-si me lo permite creo que cruzar ese desfiladero es un suicidio.

Two sides of the same coinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora