Burn me, Love me (Parte 2)

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N/A: Me he tardado un poco pero las últimas semanas han sido un auténtico caos. No pretendía sacar esto tan tarde, lo siento D:

P.D: Shirosaki me da pena en este capítulo, pobre jajaja. Va a sufrir un poquito.

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Bien, Ichigo estaba atrapado.

Simplemente se quedó mirando a aquellos ojos dorados visibles incluso en la oscuridad. Su respiración se había acelerado y su cuerpo estaba atrapado bajo el otro. No podía pensar, no podía hacer nada. Sabía que no debería sucumbir a los deseos de Shirosaki o a los suyos propios en ese momento. Ah, pero estaba tan condenadamente excitado. Se reprimió a sí mismo, buscando aunque sea un pequeño atisbo de auto control que lo ayudara a escapar de aquella situación. Sin embargo, no lo encontró. Las largas figuras de ambas criaturas se transformaron en una más pequeña adecuada para la situación. Manos pálidas agarraron las muñecas de Ichigo contra la pared más cercana, sin dejarle escapatoria alguna.

Los labios de Shirosaki chocaron con los suyos casi con una desesperación que Ichigo creyó jamás haber visto en su hermano. Con insistencia, dominó el beso que se volvió tosco y hambriento. Si Ichigo hubiera sabido con anterioridad que poco más de dos semana sin sexo volvía tan loco a Shiro, lo hubiera hecho muchísimo antes mas tenía un inconveniente. Y es que él también sufría las consecuencias.

Era agravante.

— ¿Ichigo-sama? —llamó una voz desde el otro lado de la puerta de papel de arroz. Seguidamente Ichigo juró haber escuchado a Shirosaki maldecir al monje por lo bajo.

— ¿Sí, Zangetsu-san? —respondió con el tono de voz más neutro que pudo poner, lo cual dada la situación era bastante complicado.

—Rukia-sama está aquí.

— ¿No puede esperar? —resopló malhumorado Shiro.

—Lo siento mucho, pero insistió en que entraría ella misma a la fuerza si era necesario —ambos dragones soltaron un suspiro de exasperación.

—Gracias Zangetsu-san, acompáñala al salón dentro de diez minutos, estaré allí en breve.

Vieron como la sombra más allá de la puerta se inclinaba y escucharon como sus pasos se alejaron de allí. Shirosaki resopló de nuevo e irremediablemente, aunque a regañadientes, se quitó de encima de Ichigo y colocó su kimono. Juraba que esa Liebre era siempre tan condenadamente inoportuna. Al menos los demás sabían respetar su intimidad.

Ichigo se levantó también y colocó sus ropas con un suspiro de frustración que reflejaba de igual modo la de su hermano. Quién sabe cuándo estaría de humor de nuevo para aquello... Sus pies descalzos anduvieron sobre el tatami hasta alcanzar la puerta que salía al pasillo. Caminó por la madera hasta llegar a una puerta de madera que daba paso a la cocina. Recogió una tetera de entre uno de los cabinetes de madera además de las tazas de cerámica y preparó la tetera con agua para ponerla a hervir. Más que estar haciendo té por cortesía hacia la invitada, de verdad necesitaba una bebida relajante o de lo contrario iba a estallar delante de Rukia. Y no quería eso, menos delante de ella.

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Justo había terminado de preparar el té y llevarlo hasta el salón cuando Rukia hizo acto de presencia. Vestía un kimono azul con un obi rojo que conjuntaba con un lazo rojo que llevaba puesto en una de sus orejas. Ichigo la invitó a sentarse luego de saludarla y ambos se sentaron sobre el tatami uno frente a otro en la baja mesa de madera.

—Urahara estuvo haciendo ronda de visitas durante estas semanas, —empezó hablando ella mientras Ichigo le servía el té— me pareció extraño verle así de repente, por lo que le pregunté qué le había traído hasta aquí.

Two sides of the same coinWhere stories live. Discover now