Capítulo 25

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El sonido del tenedor de Snape clavándose con fuerza en las zanahorias de su plato, llamó la atención de Minerva mientras estaban sentados en la mesa principal durante el banquete.

—Por supuesto —comenzó en voz baja —sigue descargando tu ira en la cena. Estoy segura de que será muy útil—.

Snape ni siquiera levantó la vista mientras hablaba: —Me ayuda a sentirme mejor—.

—¿Lo hace? —Preguntó ella de manera uniforme.

Snape levantó la vista entonces, sólo para verla mirando al otro lado del pasillo, donde Harry estaba sentado con sus amigos. Parecía feliz, hablando y riendo entre Ron y Hermione mientras comían su ración de tarta de calabaza. La visión, sin embargo, no hizo nada para calmar la ardiente rabia que Snape sentía cada vez que pensaba en lo que Vernon Dursley le había hecho al niño. ¡Cómo se atrevía a ir a por él! ¡Amenazarlo!

Snape tiró la servilleta sobre la mesa y el resto de su comida desapareció. —He terminado —dijo secamente. Pero justo cuando estaba a punto de levantarse, Dumbledore también se puso de pie y se dirigió a los alumnos.

—Ciertamente ha sido un buen banquete —comenzó, con su habitual brillo en los ojos mientras miraba la sala —pero ahora debo insistir en que todos se vayan a la cama. Las clases comienzan a primera hora de la mañana y ¿no sería bueno que todos estuviéramos bien descansados y listos para aprender todo lo que Hogwarts tiene que enseñarnos?—.

Cuando terminó sus palabras, los alumnos y el personal comenzaron a dispersarse, pero Snape se sorprendió al ver al trío que caminaba hacia la mesa principal. Era Hagrid, que había estado sentado al otro lado de Snape, a quien venían a ver, y Snape les oyó felicitarle por su reciente nombramiento como profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Cuando Hagrid empezó a llorar en su servilleta, Minerva se levantó y les dijo que se fueran a la cama.

—Buenas noches, Hagrid —dijo Harry.

—Sí, buenas noches, Hagrid —Hermione se dirigió entonces a Minerva y a Snape, —Buenas noches, profesora McGonagall, y gracias por lo de antes. Buenas noches, profesor Snape—.

Snape enarcó una ceja al verla, pero asintió a los tres. Harry le devolvió una leve inclinación de cabeza en su dirección antes de girarse y dirigir el camino de vuelta entre las mesas y salir por las altas puertas de roble.

—Buenos chicos, esos tres —decía Hagrid. Sus ojos aún estaban húmedos mientras miraba tras ellos. Snape puso los ojos en blanco y abandonó la mesa.

~~•~~

Arriba, en la Torre de Gryffindor, Harry rebuscaba en su baúl, tirando cosas a un lado en su búsqueda.

—¿Qué estás buscando, Harry? —preguntó Dean Thomas mientras terminaba de colgar un póster sobre su cama.

—El nuevo libro de defensa que conseguí de... —Harry se cortó bruscamente. No llevaba ni una noche entera en Hogwarts y ya casi había soltado el mayor secreto de su vida. No había forma de que esto funcionara. Se sentó en el borde de la cama.

—Oye, tengo que deciros algo—.

Los otros chicos de la habitación se volvieron para mirarlo confundidos. Sólo Ron sabía lo que Harry necesitaba decir, y no esperaba las reacciones que obtendría de ellos.

—¿Qué pasa, Harry? —Preguntó Neville: —¿Pasó algo durante el verano?—.

Harry asintió. —Sí, se puede decir que sí—.

Dean y Seamus dejaron lo que estaban haciendo para venir a ponerse al lado de Neville y esperaron a que Harry continuara.

—Bueno —comenzó Harry, —es una especie de historia larga, y se supone que no debo decir mucho sobre ella. Tienes que prometerme que lo mantendrás en secreto. Nadie puede saberlo. Bueno, los profesores sí, en su mayoría, y Hermione y los Weasley, pero eso es todo—.

As Potter is to SnapeWhere stories live. Discover now