Capítulo 39

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Remus y Harry se aparecieron en el porche de la mansión, y Remus abrió la puerta sin decir nada, haciendo pasar a Harry por delante. Cuando llegaron al vestíbulo, oyeron a Severus en el salón. Tanto Remus como Harry miraron hacia dentro y vieron a Severus colocando los regalos debajo del árbol. Harry se detuvo un momento para ver la gran cantidad de regalos envueltos antes de subir las escaleras.

—¿Qué ha pasado?—preguntó Severus, poniéndose de pie y quitándose la inexistente suciedad de los pantalones.

—¿Qué ha pasado aquí?—replicó Remus—Creí que habías dicho que sólo le ibas a comprar unas cuantas cosas—.

Severus miró los regalos y frunció el ceño. Levantó la mano y se rascó la nuca—Sí, bueno, esos tres no son suyos—Señaló tres regalos más pequeños a un lado del árbol y luego otro cerca del centro—Y ese tampoco lo es. Es para Jenka—.

Remus sonrió: —Vaya, vaya, ¿no tenemos espíritu navideño?—.

Severus fulminó con la mirada a su hermano antes de cruzar los brazos sobre el pecho—¿Qué pasó con Harry?—.

El recordatorio trajo a la mente de Remus los acontecimientos del día y suspiró—Le grité, Severus—.

Severus levantó una ceja—¿Eso es todo?—.

—¡¿Eso es todo?!—Remus entró de lleno en la habitación y se dejó caer sobre el brazo del sofá—Ahora me odiará—.

Severus resopló—¿Mamá me llama el dramático?—Cuando Remus no dijo nada a cambio, suspiró—Nunca podría odiarte; te idolatra. ¿Qué ha pasado?—.

Remus se tomó un momento para poner a Severus al corriente de todo lo que había sucedido desde que entraron en la librería, y que terminó con su desaparición de vuelta a la Mansión. Cuando terminó, Severus se sentó en silencio.

—Bueno—empezó Remus—¿A qué esperas? Ve a hablar con él—Señaló hacia las escaleras—Está claro que está molesto y tienes que arreglar esto—.

—¿Cómo quieres que lo arregle, Remus? Conociéndolo, está arriba enfurruñado porque sabe que hizo mal y no quiere tener problemas. Y en su habitación es exactamente donde lo habría enviado de todos modos, así que realmente está donde debería estar—.

—No debería haberle gritado—Remus levantó la mano y se mordió la uña del pulgar, una costumbre que había adquirido de joven y que nunca había podido abandonar—Debería haberle vigilado mejor—.

—Y por lo que parece, no debería haber mentido y no debería haber ido al callejón Knockturn, donde sabe que no se le permite estar—.

—Perdí los nervios con él—.

Severus negó con la cabeza—No, no lo hiciste. Estabas molesto y le gritaste. Luego lo trajiste directamente a casa. Yo habría hecho lo mismo. Puedo prometerte que Harry no te guarda rencor. Pero si no me crees, por supuesto, ve a hablar con él—.

—¿Yo?—Remus levantó la vista—¿Por qué no tú?—.

—No soy yo a quien mintió y se escabulló—Respondió Snape con sencillez.

—Sí, pero tú eres su padre. No yo. Yo soy el tío divertido, ¿recuerdas?—.

Snape suspiró antes de acercarse y tomar asiento en su silla, aparentemente relajado mientras consideraba las palabras de su hermano.

—Yo no hago "charlas de ánimo", Remus—dijo finalmente—Así que si eso es lo que buscas, vete con papá. Lo que puedo decirte es que si dejas que Harry se salga con la suya, lo volverá a hacer. Ya lo sabes. Ambos pasamos por eso. "Tío divertido" o no, es un adolescente y él, en particular, tiene una inclinación por las travesuras. Tiene que saber que tiene que comportarse contigo, y que si no lo hace, tendrá consecuencias—.

As Potter is to SnapeWhere stories live. Discover now