15. ¿Para proteger o para que duela menos?

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15. ¿Para proteger o para que duela menos?

Cuando finalmente nos detenemos, pongo mi mano sobre mi pecho e inhalo fuerte en busca de aire, pero toso en el intento. Apoyo una de mis manos sobre el hombro de mi mejor amiga quien susurra algunas palabras inentendibles para mi cansado cuerpo y cerebro.

Siento que corrí una maratón y que mi corazón se caerá en cualquier minuto.

-¿Qu-qué cre-ees queee querí-ría? -tartamudeo y alargo las palabras en busca de aire.

-Será mejor que primero te sientes, te relajes y luego hablamos de que casi nos matan ¿sí?

Rodeando sus hombros, nos encaminamos a una de las sillas que están situadas frente a las tiendas de zapatos, y una vez ahí, Ashley se aleja rápidamente para comprar una botella de agua, y en lo que dura un pestañeo, me la tiende.

Tomándola, intento relajarme sintiendo el corazón en la garganta y la respiración irregular; pensando bien cada sorbo que tomo al no querer ahogarme. Se cruza de brazos exasperada y me mira acusadoramente. -¿Te haz tomado tus medicamento? o ¿haz inhalado?

Viro los ojos. -No, no lo necesito.

Chilla conmocionada comenzando a mover sus brazos. -¿¡Es que esperas morirte!? ¡Jamás pensé que serías tan egoísta!

-No le veo lo egoísta querer ver a mi madre de nuevo. -elevo los hombros indiferente.

Unas pequeñas lágrimas se forman en mis ojos e ignoro su mirada para sentir ambas de sus manos en mis rodillas. - Esto no es sobre tu madre, es sobre tú salud y tus problemas respiratorios. Sabes que debes utilizar el inhalador, y si no haces eso, tienes la otra opción de tomar tus medicamentos. No es tan terrible, ni difícil... Recuerda que hay gente que tiene enfermedades peores.

-No necesito tu discurso de "hay gente peor que tú" -hago comillas sintiendo la impotencia. -... ¡Qué pasa si yo estoy peor que otras personas! ¿¡Ahí cómo se le dice, eh!?

-April, debes relajarte. -estira sus manos, pero estoy en mi punto máximo.

Me pongo de pie llena de enojo y exploto en llanto queriendo decirle de todo, pero sin decirle nada. Sus brazos me rodean y sus manos acarician mi cabello en busca de confort; Quiero decirle cómo me siento, decirle lo frustrante que es estar cansada todo el tiempo o no poder correr más de 10 metros porque la respiración se me va y mi corazón actúa en contra mío, no obstante, me quedo ahí, débil entre sus brazos exactamente como mi madre lo hacía con mi padre.

Pasando unos diez minutos, donde hice todo un espectáculo en medio del centro comercial y oía sus tiernas palabras, caminamos a la salida con unas bolsas de zapatos riéndonos por las estupideces que Derek hace o solía hacer cuando pequeño.

A punto de salir del estacionamiento, alguien nos grita o eso pensamos al ser las únicas ahí. Ambas giramos lentamente para ver al mismo hombre anterior muy cerca de nosotras apuntándonos con el arma con el rostro neutro. Antes de que pudiéramos reaccionar y salir corriendo; nuestros pies se clavaron al suelo por el terror. Él me agarra el brazo e inhalando susurra tenebrosamente y bajo:

-Ni se te ocurra salir corriendo.

Intento soltarme de su agarre desesperadamente, para así comenzar un forcejeo mutuo donde se escuchan los gritos de Ashley por ayuda y los míos de socorro, exigiéndole que me suelte. De la nada, mi hermanastro con los ojos verdes al tope al ver el arma cargada apuntándonos, le exige al hombre bajarla; cada vez se desviaba de destino; o era Ashley, o era yo. A regañadientes el hombre de negro la baja y la vuelve a enfundar en su pantalón. Soltando un suspiro de alivio cuando suelta mi brazo, me alejo unos tres pasos abrazando a mi mejor amiga, alarmando a los dos hombres frente de mí quienes dan un paso.

Soy virgen ¿y tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora