CAPITULO XXX

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—Vamos, Thom, levántate de ahí —habla Anna.

—No quiero, vete sin mí.

—Vamos, fresita, hace mucho que no te veo a causa de la universidad, y Nathan también quiere verte —habla Jonah.

—No estoy de ánimo para salir hoy.

Hundo mi cara aún más en el asiento del sofá. No hace mucho me había tirado aquí para poder descansar de mover las cajas y guardar las cosas —que por cierto, eran muchas aun— que faltaban por empacar. ¿De dónde salieron tantas cosas? Puedo jurar que cuando nos mudamos aquí no teníamos tanto.

—¡Thom, vamos, necesitas salir! —Anna da pequeños golpes en mi espalda como si fuera una niña.

—¡No quiero! —gruño enfadado.

No quiero salir, no estoy de humor. ¿Por qué estos dos no lo entienden? Mis planes eran regresar de clases, ayudar aquí, descansar y dormir —o al menos intentarlo—, pero justo cuando estaba por cumplir mi meta, estos dos aparecieron en mi puerta, haciendo ruido y solo despertándome más.

Además, quiero descansar de la mirada acusadora que Logan me dio todo el día. Tal vez exageré con lo de ayer, pero estaba asustado, ¿él no? Si esas chicas nos hubieran visto, estaríamos jodidos y seríamos el chisme de toda la escuela, recibiendo miradas de asco y con susurros a nuestras espaldas. Todo el cambio que él está logrando se habría desperdiciado y yo... no estoy dispuesto a pasar por eso, no estoy listo. No quiero que mis pesadillas se vuelvan realidad. ¿Es egoísta de mi parte pensar así? Quizás sí.

Así que me he dedicado a ignorarlo y lo he logrado, pero es muy seguro que si salgo con estos dos escandalosos podría encontrarme con él, y no quiero pasar otro mal rato como el de ayer.

«¿Estoy siendo muy paranoico?».

—¡Por última vez, Anna! No quiero ir, ustedes pueden divertirse sin mí.

—No será lo mismo sin ti.

—Así es. Anímate, fresita... habrá chicos lindos con los que puedas coquetear.

Ignoro el comentario de Jonah, lo último que quiero ahora es más chicos en mi vida.

—Te compraré una caja completa de galletas —ofrece Anna.

Eso sí llama mi atención.

—¿Serán oreo?

—Así es. ¿Tenemos un trato? —Mi mejor amiga estira su mano hacia mí.

—Trato. —Se la estrecho y me levanto del sofá, motivado.

«Haré lo que sea por esas galletas».

—Muy bien, vámonos.

Voy hacia la puerta, pero soy detenido por Jonah.

—¿Irás así? —Señala mi atuendo.

—Sí, ¿qué tiene de malo?

—Nada. Sabes vestirte y tienes un buen sentido de la moda, pero ese atuendo no combina nada con el lugar a donde vamos —responde Anna.

—Tienes que cambiarte.

Los dos toman mis brazos, me arrastran hacia mi habitación y me lanzan en mi cama. Huzmean en mi armario, su ceños se fruncen al ver que la mayoría consiste en lo mismo —camisas de mangas largas, jeans, suéteres y colores neutros— y me ven como si fuera alguien extraño.

—Retiro lo que dije antes, no tienes sentido de la moda.

—No tienes ni una camisa normal.

—No, busquen todo lo quieran, pero no encontrarán nada —digo con una sonrisa.

Mi Razón Para Odiarte [#1 Amores Complicados]Where stories live. Discover now