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Para Wei Wuxian, el apocalipsis comienza en una gasolinera, con un bebé llorando y su madre moribunda, y una horda de muertos vivientes afuera. Todo l...
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Huaisang se despertó con un gemido atrapado en su garganta, su corazón latía tan rápido que podía sentirlo corriendo por sus oídos. Se agarró el cuello, buscando desesperadamente la sangre y el mordisco que había sentido desgarrándolo, pero solo había piel, suave, intacta y cálida. Podía sentir su pulso acelerado bajo sus dedos, el sudor pegajoso en su piel, pero sin heridas. Ninguna herida. Él estaba bien.
Estaba bien.
Apretó los labios con fuerza y empujó su mano sobre ellos, tratando de sofocar el lamento que no podía contener. El sueño se había sentido tan real, de una manera que sus pesadillas nunca se solían sentir, y había estado tan seguro de que su Da-ge y Meng Yao y sus amigos estaban muertos, que todos estaban muertos y eran zombies y lo atacaban, y –
Y -
Respiró desesperadamente por la nariz, pero no fue suficiente. No pareció llegar a sus pulmones, y volvió a jadear, vagamente consciente de que si no controlaba su respiración, esto podría convertirse en un ataque de ansiedad en su totalidad, si no es que ya lo era.
"¿Por qué no pudiste simplemente hacer algo?" gritó Meng Yao cuando el cuchillo se clavó en su corazón, mientras la sangre brotaba de su boca, y Huaisang gritó, acercándose a él. De alguna manera, incluso cuando el cuchillo le abrió el pecho, Meng Yao siguió mirándolo, con odio e ira en sus ojos. "¡¿Por qué eres tan inútil ?!"
Huaisang se estremeció, se arrastró hasta quedar sentado y se abrazó con fuerza. Estaba bien, todo estaba bien. Meng Yao había sido apuñalado en la cadera, no en el corazón. Estaba vivo, estaba en el piso de arriba, pero él no estaba bien.
Por supuesto que no estaba bien. Lo habían apuñalado, tenía dolor y sin duda necesitaba más ayuda médica de la que podían darle. Y fue culpa de Huaisang. Xue Yang había estado apuntando a Huaisang, admitió que estaba apuntando a Huaisang, y Meng Yao se había interpuesto en el camino.
No debería haberlo hecho.
Los ojos de Huaisang ardían por las lágrimas, levantó las rodillas y las abrazó contra su pecho, enterrando su rostro en ellas. Meng Yao no debería haberse puesto delante del cuchillo. Huaisang era la persona más inútil del grupo, él...
Había estado tan seguro, tan absolutamente aterrorizado, que Xue Yang lo arrojaría al pozo de los zombies, que lo iban a destrozar en pedazos, que después, Xue Yang usaría su muerte como una excusa para arrebatar a A-Yuan y llevarlo lejos. Estaba casi tan aterrorizado por eso como lo estaba por el dolor.
Estaba tan, tan asustado del dolor.
Pudo evitarlo ayer, pero en el mundo en el que vivían no había duda de que eventualmente lo sentiría. Da-ge lo había arrastrado a practicar combate al menos cada dos días en el búnker, pero todavía era terrible en eso, y todavía era débil, asustadizo e inútil. Un día, los demás no podrían protegerlo de la pelea, y él sería el que sería apuñalado, golpeado o mordido. Dolería, y tal vez incluso moriría, y...
