Veinticinco

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            Anoki abandona la habitación y enseguida entra Aitana con una sonrisa gigante, acaricia su abdomen apenas abultado y se sienta en los pies de la cama, sin dejar de mirarme

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            Anoki abandona la habitación y enseguida entra Aitana con una sonrisa gigante, acaricia su abdomen apenas abultado y se sienta en los pies de la cama, sin dejar de mirarme.

-Necesito que me cuentes todo lo que pasó esa noche, detalles, necesito detalles – me dice emocionada.

-Antes de contarte, necesito saber cómo es que trajiste a Jamil – le digo elevando una ceja y ella suelta una carcajada.

-Tomé tu celular, saqué su número y lo llamé. Muy sencillo, le dije que veía que extrañabas tu aquelarre y él decidió venir – e hizo un gesto con la mano restándole importancia, yo solo la miro impresionada.

-¿Qué? Oh por la Diosa, estás completamente loca.

-Alguien le tenía que abrir los ojos a Anoki, luego puedes agradecérmelo, pero ahora necesito detalles – yo río ante su locura.

-Sinceramente no hablamos mucho – le digo alzando los hombros – Hice de cenar, cenamos juntos con muchos silencios, pero alguito hablamos. Y, no sé si sabes, pero la casa de Anoki solo tiene dos habitaciones, me dijo que la habitación de invitados no estaba limpia y que él iba a dormir en el sillón, y yo le dije de dormir juntos, la cama es grande.

-¡Eres una pilla! – me dice riendo y yo río con ella.

-Sinceramente pensé que solo íbamos a dormir, nunca pensé que él se iba a dejar llevar.

-¿Te le desnudaste para que acepte? – me pregunta riendo y yo me uno a su risa.

-¡Idiota! No me desnudé, pero no llevé pijama, así que él me prestó una remera suya.

-No hay nada en el mundo que los excite más que nos vean usar su ropa.

-Nunca me había mirado así, no tengo su olfato, pero te juro que podía oler su excitación. Y cuando vi eso, pues me tuve que aprovechar – le dije y Aitana me sonrió y me hizo chocar cinco.

-¡Esa es mi amiga! – grita feliz.

-Le pedí que se deje llevar por una noche, y bueno... Tuvimos sexo, mucho sexo, de muchas formas y diferentes posiciones. Nunca en mi vida tuve tantos orgasmos juntos.

-Ufff como que está haciendo calor ¿no? – pregunta abanicándose con sus manos.

-Ni me digas, no sé cuándo voy a volver a poder tener sexo con él, me siento demasiado débil todavía.

-Paciencia Aila, ahora tienes que recuperarte para poder tener mucho sexo con Anoki y darle primitos a mis hijos – dice dejando una nueva caricia en su abdomen, me guiña un ojo y yo río - ¿Tuvieron sexo y no hablaron de nada más?

-No, a la mañana él se levantó porque los vampiros estaban en la frontera, casi me muero cuando me despierto y lo veo vistiéndose, pensé que se había arrepentido – suspiro – Pero por suerte me explicó todo, me alivió saber que no se escapaba, y también el que quisiera que me quede a salvo.

Una Bruja para el BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora