22. Empieza la Cacería.

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CAPÍTULO VEINTIDÓS:
Empieza la Cacería.

CAPÍTULO VEINTIDÓS:Empieza la Cacería

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ELOÍSE

Mi reflejo tenía un brillo pálido, rozando lo cetrino, otorgado por la luz crepuscular que entraba a raudales para iluminar la habitación de Víctor, las velas y sus llamas anaranjadas no hacían nada para amainar el ambiente sombrío de la casona.

La electricidad aún no había regresado desde la tormenta, y todos actuaban de forma tan fúnebre como para presagiar que se encontraban a puertas de otra.

Hice mi mejor esfuerzo por ser una invitada ilustre, puliendo mi apariencia como un regalo a los infames anfitriones.

Para esa noche había elegido una ceñida minifalda que subía hasta la curva de mi cintura, donde empezaba una blusa de un champagne apagado, que se acomodaba a mi cuerpo, dejando mi pecho apenas en una sugerencia y con mangas abullonadas como un vestido quizás parecido a la moda romántica de 1830.

Medias finas y botas altas, eso parecía ser parte del atuendo cotidiano en el guardarropa que tenía a disposición.

Me pregunté si Víctor también había elegido esa vestimenta.

──Déjame ver.

Giré lo suficiente para que Ángela pudiera apreciar mejor su obra, entiéndase el maquillaje que había elegido en especial, para remarcar el tono oliva de mi piel, la profundidad de mi mirada y el contorno de mis labios, en palabras de ella.

──Los colores tierra te sientan muy bien ──soltó──. Pero quizás debería haber difuminado más las sombras en tus ojos.

Dudé, dándole una mirada rápida al espejo, como si solo ese pequeño comentario hubiera hecho tambalear toda la estima de mi imagen.

Alejé esos pensamientos de mi cabeza.

──Está bien, me gusta así.

Se encogió de hombros, sacudiendo su larga melena roja mientras admiraba la forma en la que el vestido escarlata contorneaba su figura.

Como si estuviera lista para una cita en un restaurant lujoso, y no le esperara una noche como la asesina de alguien.

──Eloíse.

Víctor entró en la habitación, mi atención volando hacia él con la fuerza de un campo magnético, se mantuvo ahí con más firmeza que la que utilizó para atarme mientras se corría dentro de mí.

Lo miré a través de mis pestañas, con ese calor retorciéndose en mi vientre, encontrando su mirada oscura como una asfixiante advertencia.

Un fino pantalón de vestir caía en sus caderas, zapatos italianos en mi campo de visión cuando se acercó a mí, un saco de corte inglés marcaba lo elegante de su figura, con su cabello peinado hacia atrás, quise revolverlo, deslizar mis dedos entre las hebras de su cabello albino mientras él me llenaba una y otra vez.

Revival +18Where stories live. Discover now