Royalty |Taekook|

8.

Un silencio incómodo se asentó sobre los dos chicos mientras se miraban, sin saber qué decir. Taehyung tenía la intención de que cesara el acto ignorante que solía presentar, sin embargo, en el momento en que descubrió que su intento de ser civilizado resultaba absolutamente inútil. No pudo evitar hacer comentarios arrogantes hacia Jungkook, aunque no quisiera exactamente.

Examinando cuidadosamente al sirviente, Taehyung no podía creer lo hermoso que era. No era que el Príncipe no lo hubiera notado antes, pero estar cerca de él hizo que todo fuera extremadamente prominente.

"Entonces", dijo Taehyung, rompiendo el tenso silencio. "¿Qué haces aquí tan tarde?"

Jungkook solo miró al Príncipe, tragándose el bulto en su garganta. Limpiando sus sudorosas palmas en su ropa, el sirviente levantó la mirada para centrarse en Taehyung, sus ojos escaneando a través de los rasgos faciales del hombre de pelo cuervo.

"Acabo de terminar mis tareas", murmuró tímidamente el menor, sorprendido por el cambio de comportamiento de Taehyung. Ahora, el Príncipe no parecía estar irradiando pura grosería, lo que sorprendió al pelinegro.

"Ah".

Taehyung sintió que su garganta se secaba porque no sabía exactamente qué decirle a Jungkook. No había sido un buen socializador en el pasado, ya que el Príncipe solo había podido conversar con personas iguales a su propio estatus social, que resultó ser solo su hermano y nadie más.

Jungkook se dio cuenta de que el Príncipe no estaba mostrando ningún signo de avanzar la conversación, así que en su lugar decidió abrir la boca, queriendo cualquier otra cosa que no fuera que la atmósfera permaneciera tan tensa como estaba.

"¿Normalmente se queda despierto hasta tan tarde?" Preguntó Jungkook, aunque inmediatamente se arrepintió de su decisión de preguntar audazmente por el Príncipe. Se dio cuenta de la forma en que la expresión de Taehyung formaba una ligera sorpresa, ya que el mayor asumió que Jungkook apenas tenía una boca propia.

"No. No podía dormir", respondió Taehyung, encogiéndose ligeramente de hombros. "Además, he tenido un día lleno de acontecimientos, así que estoy bastante molesto".

El sirviente asintió en silencio, sabiendo que Taehyung se refería a Jennie. No sabía exactamente que sentía el príncipe hacia su señora, pero Jungkook era muy consciente de su lugar y de dónde estaba. Se prohibió entrometerse más.

"Con su permiso, señor", habló Jungkook después de unos segundos, inclinándose cortésmente ante el Príncipe. "Debería descansar un poco. Se espera que me despierte en tres horas, así que..." se quedó atrás, mirando a Taehyung torpemente.

Aclarándose la garganta rápidamente, el Príncipe se hizo a un lado, para que Jungkook se fuera. No se sorprendió al enterarse de la falta de sueño que el chico recibiría esa noche, ya que era muy consciente de cómo se trataba a los sirvientes. Sin embargo, se sintió diferente cuando se aplicó a Jungkook. El príncipe casi siente lástima.

"Por supuesto. Puedes irte", permitió la realeza, manteniendo una disposición inexpresiva. Sin embargo, mientras veía al chico pelinegro salir de la cocina, el Príncipe no pudo evitar que las siguientes palabras salieran de su boca.

"Oh, Jungkook", habló Taehyung de repente, notando la forma en que el sirviente se dio la vuelta inmediatamente para enfrentarse al Príncipe.

"¿Sí, señor?" Preguntó cortésmente, esperando que Taehyung le diera otra orden antes de quedarse dormido.

"Prefiero Taehyung"

Jungkook miró al Príncipe confundido, sin entender lo que quería decir
Levantando las cejas con incertidumbre, el sirviente hizo obvio a Taehyung que no tenía la menor idea de a qué se refería el Príncipe, por lo tanto, por qué el hombre de pelo de cuervo solo le dio un pequeño giro de ojos a cambio de su olvido.

"Puedes llamarme Taehyung".

Y si Taehyung no se hubiera apresurado a salir de la cocina en ese mismo segundo, sintiéndose demasiado avergonzado para estar más en presencia del pelinegro, no se habría perdido la forma en que los labios de Jungkook se curvaron en una pequeña sonrisa, así como la imagen de sus mejillas de nieve enjuagando un tenue tono de rojo ante las palabras del Príncipe.