1.-Hera: Nada como el hogar y el regaliz.

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El sofá es tan cómodo... Mi madre siempre se queja de que es demasiado grande para su gusto, pero claro, tampoco puede arriesgarse a que nos quedemos dormidas y la toque sin querer. Estiro las piernas a lo largo, disfrutando de la cálida tarde mientras el fuego crepita lentamente el trozo de madera. Es una de esas tardes llenas de niebla y humedad, aunque no logre penetrar aquí dentro y gracias a dios por eso. Lo retiro, lo retiro. Odio a los dioses, odio a todo lo que tiene que ver con ellos.

—No queda regaliz, solo helado de naranja.—Dice asomando la cabeza por el marco de la cocina. Lo pienso durante un segundo, pero luego arrugo la nariz.—Ya, lo sé, pero no queda otra cosa.

—Pues no quiero nada entonces.—Me cruzo de brazos y él se ríe. No tarda en acercarse a mi, con una sonrisa ideal en los labios que me anuncia un abrazo de oso. No llega, sin embargo, se detiene a mi lado y me tiende la mano. —¿Qué pasa?

—¿Bailas conmigo?—Pregunta con total seriedad. Lo miro extrañada, como si me estuviera perdiendo algo esencial. —Sé que no hay música, Hera, pero no quiero necesitar una excusa para poder tenerte entre mis brazos.—Me levanto muerta de vergüenza, pero ávida de tocarle. Su piel es... Es incluso mejor que el gran estirón de cuando llevas horas en una postura, mejor que todos los helados del planeta y mejor que todas las tardes frente al cálido fuego de mi salón. Mejor que todo eso. Agarro su mano con surcos de cicatrices y pequeños callos, manos trabajadas, luchadas y curadas. Me coge con fuerza por la cintura, haciéndome sentir a salvo, mucho más en casa de lo que estas paredes podrán hacer nunca. —Tú también eres mi hogar.

—¿Cómo lo sabías?—Le pregunto alzando la cabeza hasta encontrarme con su nariz. Amo esa peca en la punta, diminuta, pero lo suficiente visible como para que pueda apreciarla y amarla.

—Porque estoy dentro de ti.—Dice justo antes de besarme entre las cejas. Cierro los ojos lentamente, disfrutando del amarillo intenso de sus ojos, un amarillo dorado, lujoso, la clase de color que conlleva fuerza y poder dentro de él.

PROYECTO Y-13: ResurrecciónWhere stories live. Discover now