Capítulo 4

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_Papá, ¿haz perdido la cabeza? ¿cómo se te ocurre contratar a esa tipa después de lo que me hizo? ¡es una delincuente!

_¿podrías calmarte? - exigió con enojo - no te permito que me hables de ese modo. Y si la contraté fue por ti.

_¿Por mí? - rió sin poder creerlo - Pues gracias, padre, por contratar a alguien que casi me rompe un brazo.

_Te lo merecías.

_¿Qué? - preguntó incrédula - ¿cómo puedes decir eso? ¡soy tu hija!

_Vi la manera en que la trataste, ¿crees que haces bien en actuar de esa manera con gente con menos estabilidad económica? No solo la contraté por ti, también como una manera de disculpa.

_¿Quieres ofrecerle una disculpa? Bien, solo ofrecele dinero y asunto arreglado, esa gente lo acepta sin dudarlo. Pero no la quiero aquí.

_Ya está hecho, Sana. Ella se queda, da las gracias que ya no recibiras miradas porque a ella no le interesas.

_¡Ah, pues que bien miente!

_Bajale a tu ego, Sana - comenzó a retirarse.

_¡No es ego, es la verdad! ¡Ya verás que ella tambien será una pervertida! ¡Seguro por eso aceptó, porque le gusto!

El señor Minatozaki cerró la puerta y suspiró, esa chica le daba dolores de cabeza. Se dirigió al comedor donde Tzuyu estaba esperando y la pelinegra se puso de pie al instante en que lo vio ingresar.

_¿Te hice esperar mucho? - sonrió amable.

_No, señor. Estaba distraída admirando su hogar, tiene una hermosa casa - la verdad era que estaba distraida viendo toda la comida que estaba sobre la mesa, era la misma cantidad que la de una cena navideña para ella.

_Muchas gracias. Ven, sigueme, te mostraré los exteriores de la casa.

Tzuyu asintió y aceleró su paso para alcanzarlo, estaban saliendo al patio de la casa cuando cruzó miradas con Sana, ella estaba bajando por las escaleras y se notaba que tenía un humor de perros.

_Parece que no le agradó que me haya contratado - pronunció Tzuyu.

_Ya se le pasará, tú solo no le prestes atención, ¿está bien?

_Sí.

Sana los siguió a una distancia prudente, no confiaba en esa chica. Su padre le mostró todos los exteriores, indicándole cada tarea que debía realizar y cuales arboles tenía permitido dar forma. Le mostró el lugar donde podía descansar y guardar sus cosas, era un pequeño cuarto que estaba a un extremo de la casa, tenía una comoda cama, un televisor, un baño y ducha propia.

Le recordó que si tenía algún aperitivo que solo se lo pidiera a alguna de las sirvientas, ellas se los traería, agregando además, que si tenía algún emergencia, diera aviso a alguien que se lo pueda notificar y podría retirarse.

¿era un buen jefe? Sí, lo era, y eso todos sus trabajadores lo sabían y era la razón por la cual lo respetaban.

[...]

_Entonces, espero estés cómoda. Bienvenida a la casa Minatozaki - sonrió amable y estrecharon manos - me tengo que retirar, este señor tambien tiene trabajo por hacer - rió - que tengas buen día.

_Claro, usted también - dio una reverencia y el señor Minatozaki comenzó a retirarse.

_Comportate - advirtió a su hija al pasar por su lado.

_¿Qué? Eso debes de decirle a ella - reprochó. Su padre la ignoró y ella solo giró a ver a la pelinegra, Tzuyu procedia a quitarse su gran bolso y su sudadera para poder trabajar, Sana solo la observó con desagrado y dio media vuelta para irse.

𝙻𝚘𝚟𝚎𝚜𝚒𝚌𝚔 𝙶𝚒𝚛𝚕𝚜 𖤩 𝗦𝗮𝗧𝘇𝘂Where stories live. Discover now