Capítulo 30

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Al día siguiente la castaña se encargaba de limpiar el cristal de una de las tiendas que estaba en aquella calle llena de comerciantes.

Mantenía puesto un pañuelo rosado en su cabeza y traía un spray en una de sus manos, estaba terminando de secar cuando a través del vidrio observó a Tzuyu haciendo lo mismo en la tienda de enfrente.

Sana sonrió con solo verla, Tzuyu estaba parada sobre un pequeño banco para poder alcanzar la esquinas, se veía demasiada tierna mientras limpiaba y tenía parte de su lengua fuera, como si estuviera concentrada.

La castaña desvió su mirada rápidamente cuando Tzuyu giró a verla, pudo jurar que sintió una mirada pero Sana estaba trabajando, que extraño.

Esta vez iban a regresar temprano ya que tenían que ir a la feria que se habían instalo cerca de su barrio por unos días.

Cuando el día estaba terminando, cada una recibió su paga y se retiraron en la bicicleta de Tzuyu, Sana había comprado comida para los animales y la pelinegra se encargaría de la cena de ambas, ese había sido su trato desde que la castaña los adoptó.

_¿Cenamos o comemos en la feria? - preguntó Tzuyu mientras manejaba.

_Comemos en la feria - respondió Sana sujetando su cintura - si cenamos llegamos con el estómago lleno y no vamos a disfrutar de la comida que venden.

_Vaya, eres inteligente - rió, le gustaba molestarla. Sana frunció los ceños y le peñizco ambas partes de su cintura, Tzuyu se sacudió perdiendo casi el control de la bicicleta, yendo en zig zag - ¡Sana! - retomó el control cuando por poco chocan con una pared - ¡No hagas esto!

_Ya no aguantas nada.

Al llegar a casa lo primero que hizo Sana fue correr al baño mientras Tzuyu metía la bicicleta con cuidado de no aplastar a esos tontos gallos.

_Al menos hubieran sido gallinas - Tzuyu los regañó - así pondrían huevos, pero no, debieron ser gallos - dejó la bicicleta a un lado - encima son chaparros y feos, y tú - señaló al más pequeño - tenías que ser pelón.

_¡Tzuyu! - la castaña gritó desde el baño - ¡¿Otra vez los estás regañando?!

_Eh...- se puso nerviosa - ¡No! ¡Estoy hablando sola!

_¡Más te vale!

Jeongyeon conducía directo a casa, la noche ya había llegado y no tenía ganas de ir a alguna fiesta.

Cruzaba por un paradero cuando observó a los lejos a la chica de cabello rizado, estaba sentada en el banco y mantenía la mirada baja, como si estuviera llorando, lo que le pareció más extraño era que aún estaba con su uniforme.

Jeongyeon giró el volante y cambió de carril, fue deteniéndose frente a ella y antes de preguntarle, pudo notar heridas en su labio y mejilla, al igual que raspones en sus rodillas.

_Hey...- pronunció, Nayeon levantó la mirada y al darse cuenta de quién era, trató de cubrirse la cara y bajar la cabeza, hace mucho que no la veía y sentía demasiada vergüenza - Nayeon - la pelinegra se sorprendió al oírla, ¿Sabía su nombre? - ¿Puedes mirarme, por favor?.

_N-no...no puedo - su voz temblaba - no quiero que me veas así.

Jeongyeon aprovechó que no habían autos y bajó caminando hacia ella, se inclinó ante la pelinegra y trató de verla, pero ella no se lo permitía.

Levantó su mano y la posó con cuidado sobre ella, no quería asustarla.

_Dejame verte, ¿Está bien? Solo quiero ayudar - mencionó con voz suave.

𝙻𝚘𝚟𝚎𝚜𝚒𝚌𝚔 𝙶𝚒𝚛𝚕𝚜 𖤩 𝗦𝗮𝗧𝘇𝘂Where stories live. Discover now