Capítulo 06: Pequeña mentirosa

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06 | PEQUEÑA MENTIROSA

Tomé como pude las cosas necesarias de mi cuarto, salí corriendo escaleras abajo para ir con Hannah

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Tomé como pude las cosas necesarias de mi cuarto, salí corriendo escaleras abajo para ir con Hannah. Era la única en la que realmente confiaba para decirle algo de tal magnitud. Jake no me creería, y me reprimiría por haberme expuesto de tal manera, así que ella era mi única opción. Necesitaba sacar todo lo que me estaba carcomiendo, sentía un peso increíble en mis hombros. Sentía que todas las mentiras que estaba diciendo se me estaban acumulando, y llegaría lo que no quería.

Que saliera la verdad a la luz.

Crucé el pasillo por donde me había chocado con Alex a toda prisa, sin mirar en ningún momento hacia atrás, estuve a nada de tocar la manilla de la puerta principal, cuando sucedió.

—¿Amelie? ¿A dónde vas? te habíamos dicho que debes estar en la cena de esta noche, es muy importante para tu padre. Y... ¡oh, Dios mío! Que son esas pintas, ¿¡ropa deportiva!? ¿¡Para una cena!?

—Mierda. —mascullé.

—¿Que has dicho?

—Concuerda... concuerdo contigo, no iba a ninguna parte, mamá. —miento —Iba a salir a correr.

—¿Con esa prisa? Es fin de semana, nunca te había visto hacer ejercicio que no fuera entre semana.

Y ahí estaba. Mamá. Calculadora. Obsesiva. Impulsiva. Observadora. Efectivamente, nunca me ejercitaba los sábados o domingos, mi rutina era estricta solo entre semana, y ella lo sabía porque llevábamos las comidas, las dietas, y las rutinas casi a la par.

Por fin le di la cara, me volteé para observarla. Llevaba un vestido largo, color lila, en la parte de arriba con algunos brillos y ceñido al cuerpo desde la cintura hasta sus piernas. Tenía una abertura en una de estas.

Era realmente lindo, seguro de su marca de ropa, porque ella se negaba a usar ropa que no fuera de marca, de sus colegas, o de ella misma.

Se veía muy bonita, estaba lista para la cena de hoy. La cena con los Bennet.

—No pude seguir bien la rutina el viernes, y sentía que debía compensarlo hoy. Estuve muy ocupada con los exámenes. —volví a mentir.

Si tener padres estrictos servía de algo, era que por alguna extraña razón tus habilidades para ocultar verdades, cambiar el tema, diferenciar entre sonidos, escuchar pasos muy lejos de donde te encuentras y hasta escaparte, se volvían pan comido.

—Ay querida, es sábado. Nada de compensarlo, y a tales horas de la noche. Salir a las 8 fuera de la urbanización es peligroso. Sabes tu posición en la sociedad, debes cuidarte más. —me regañó, aunque aún tenía ese tono de voz suave y cariñoso. Era debido a que estaba feliz, o parecía estarlo.

Otra cosa de mamá, si yo sabía fingir, ella me ganaba.

Asentí, sin mucho que hacer. Ya me había pillado, no podía meter otra excusa convincente. Había llegado a lo que no quería, ser partícipe de esa cena.

El arte de mentir ©Where stories live. Discover now