Capítulo 08: Beneficio para ambos

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08 | BENEFICIO PARA AMBOS

—¿Es muy grave? —inquiero moviendo mis piernas de arriba abajo como una nena pequeña

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—¿Es muy grave? —inquiero moviendo mis piernas de arriba abajo como una nena pequeña. Miro fijamente la luz que sale de la pequeña linterna de la enfermera, al quitarla, me queda un machón blanco en la vista que debo disipar estrujando mis ojos.

—Para nada. Solo ha sido un pequeño raspón. La sangre que has tocado fue por ello, más bien fue muy poca. —me le quedo viendo a la palma de mi mano fijándome en lo que ha dicho. Cuando me había golpeado el balón y mi cabeza estaba dando vueltas parecía haber sido mucha más cantidad.

—Pensé que moriría. —admito, volviendo a mover mis piernas sin poder quedarme quieta. Abro la boca para dejar que ella introduzca el palillo para tomar mi saliva.

Escucho un bufido detrás de la dulce enfermera. Muevo mi cuello un poco para dar con un Alex sentado en un sofá lejos inmerso en su teléfono. Lo fulmino con la mirada, aunque no lo nota porque no me está prestando atención.

—Fue solo la impresión, todo está bien. —me dice, sonriéndome mucho. Levanta las dos manos y me regala dos deditos arriba.

Bien, me está tratando como una nena.

—Gracias. No sabía que en esta ala de la universidad había una enfermería.

—Están colocadas en puntos estratégicos. Por toda la UVE. Imagina que algún alumno necesite atención urgente por la zona de artes, o de diseño, al llegar aquí ya no habría nada que hacer.

Mi vista, por extraño que parezca, al escuchar la sola mención de artes en esa oración fue en busca de la mirada de Alex. La encontré fácil, me escaneaba y al mismo tiempo me miraba con ese aire irritado con el que siempre estaba desde que lo conocí.

—Ya, Amelie siempre merodea esos lados, gracias al cielo estábamos cerca de esta enfermería. —responde tajante. La sonrisa de la enfermera es acogedora al escuchar sus palabras. De lo que no se percata es del sarcasmo que hay detrás de éstas.

—Oh, Amelie. ¿Estudias artes o diseño? —me pregunta amable, se pone de pie dejándome en la camilla sentada para ir a su escritorio a buscar que sabe qué.

Observo todos sus movimientos. Tratando de pensar en alguna buena respuesta ante tal pregunta, y también ignorando la mirada de Alex.

—Artes.

Responde. Alex. Bennet. Jodido. Capullo.

—¡Maravilloso! Mi hermana también estudio artes aquí. Es una carrera tan espectacular, sin duda saca a relucir tu lado más creativo. La UVE cuenta con muchísimo equipo que ayuda a que la carrera sea más fácil. Las tabletas gráficas son de otro mundo. —por un momento mi cerebro queda en blanco escuchando todo aquello. Mi vena de artista interior está luchando contra la que estudia leyes.

No le digo que Alex le mintió, se le ve tan emocionada al hablar de su hermana que sacarla de esa burbuja me parece desconsolador.

—No uso mucho las tabletas gráficas. Me gusta dibujar más por mi cuenta propia, ya sabes, libretas, lienzos. Soy más de la vieja escuela. —Sigo sintiendo la mirada del tercero en discordia de la habitación donde estamos, aun así, la sigo ignorando.

El arte de mentir ©Where stories live. Discover now