-Separación-

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1.

—Separación—

—¡¡Ran-chan!! ¡¡Ran-chan, espera!!

Ranma se detuvo ante el llamado de esa voz y sintió que algo helado le subía por la espalda. Su impulso fue el de salir corriendo; sabía que era más rápido y la dejaría atrás fácilmente pero fue incapaz de obrar así. De modo que esperó a que los pasos llegaran hasta él y con una expresión forzosamente neutra, se volvió.

—¡Ran-chan! —Resopló Ukyo. Se llevó una mano al pecho y se apartó el pelo de la cara—. Cielos, ¿por qué corres así? ¿No me oías llamarte?

—Perdona, Ucchan. Últimamente voy distraído...

Y era verdad. De no haber estado distraído la chica no le habría visto paseando tan cerca del pueblo y ahora no tendría que hablar con ella.

—Pues yo creo que me evitas, Ran-chan —replicó la joven. Fingiendo estar malhumorada frunció los labios y echó hacia atrás el cuerpo, de forma que sus pechos sobresalieron de su esbelta figura y se alzaron con prepotencia—. ¡Has cambiado! Antes no eras así...

¿Qué él había cambiado?

¡Será posible! pensó él desviando la mirada de esos abultados pechos. Al menos yo sigo siendo un hombre, ¿no? ¡No he cambiado de sexo como ella!

Aunque... técnicamente Ukyo siempre había sido una chica, solo que para él era como si se hubiese transformado de repente, como por medio de un hechizo o una maligna maldición.

Ranma conoció a Ukyo diez años atrás. Poco después de que él y su padre huyeran del hogar aquella horrible madrugada llegaron a un pueblo de Kansai donde pasaron casi un año entrenando y manteniéndose a base de la comida que su padre robaba o le sacaba al bienintencionado padre de Ukyo, el cual se ganaba la vida con un aparatoso carro ambulante donde preparaba okonomiyakis caseros. Por ese entonces, el pequeño Ranma aún no sabía nada de las sucias estafas y viles trucos con los que su padre lograba obtener comida. Él solo era un niño y rápidamente, Ukyo y él se hicieron buenos amigos.

Ukyo que, por aquel entonces se vestía y actuaba como un niño, llegó a convertirse en un mejor amigo.

Pero pasado el año, Ranma y su padre dejaron el pueblo e iniciaron una locura de viaje que duraría casi una década para desgracia del niño. Ahora, por algún motivo que su padre no quería decirle, habían vuelto al mismo pueblo perdido de Kansai. ¡Y menuda sorpresa fue descubrir que la familia de su buen amigo Ukyo aún seguía viviendo allí! Ranma se puso muy contento y no tardó en recorrer todo el lugar en busca de su amigo, que ahora debía ser un joven adolescente como él. Pero resultó que lo que se encontró fue con una chica.

¡Ukyo era una chica!

Y aunque Ranma entendía (después de pedirle explicaciones a Ukyo de muy malos modos para semejante cambio) que todo había sido un fallo suyo y ella no le había engañado premeditadamente, no podía evitar sentir un ligero rencor cuando la veía por ahí con su larga melena al viento o cuando le llamaba con esa vocecilla chillona tan femenina.

¡¿Y esperaba que él se comportara igual que cuando tenían seis años y los dos eran chicos?!

¡No, ya entonces era una chica, solo que tú, tonto, no te diste cuenta!

—Ran-chan.

El chico apartó esos inútiles pensamientos y prestó atención a su amiga. Esta le miraba muy seria y eso no le gustó.

Vivir Sin TiWhere stories live. Discover now