-Aniversario-

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1.

— Aniversario—

—Y eso ha sido todo por hoy... ¡Nos vemos la próxima semana!

Ranma realizó la reverencia y sus alumnos le imitaron con la misma solemnidad y en profundo silencio. Al segundo siguiente, los veinte niños se irguieron y casi al mismo tiempo sus voces llenaron el dojo con exclamaciones y risas descontroladas. Estaban eufóricos porque adoraban las clases en el dojo Tendo y quizás, un poco también porque tenían todo el fin de semana por delante para jugar y disfrutar.

Ranma permaneció quieto, observando con deleite secreto las expresiones de emoción y entusiasmo de los niños mientras salían por la puerta, la mayoría formando pequeños grupos, al tiempo que comentaban la clase. Sus ojillos vivaces y ese semblante de perseverancia que mostraban era de lo mejor que el sensei podía contemplar.

Solo cuando el último niño abandonó el dojo, Ranma suspiró y echó la cabeza hacia atrás tratando de relajarse. Hizo algunos ejercicios de estiramiento y comprobó, solo un poco sorprendido que se sentía bastante cansado; sus músculos ya no se recuperaban con la misma facilidad que antes tras soportar una semana entera de clases.

Claro que a parte del grupo de los niños, tenía distintos niveles y todas las clases tenían el cupo máximo de alumnos. Sí, era agotador pero también era señal de que el dojo iba mejor que nunca.

Aunque no tengo ni treinta años se dijo el joven, refunfuñando para sí. No debería costarme tanto recuperarme después de estas sesiones.

¿O sí?

Lo cierto es que nunca había trabajado tan duro como lo hacía en esos momentos.

Mientras se movía sobre la duela, realizando los movimientos y procurando controlar su respiración, Ranma dejó ir su mente. Pretendía dejarla en blanco del todo hasta relajarse pero, últimamente le costaba más. Sus pensamientos, obstinados, le empujaban a recordar todo tipo de cosas de su vida.

Como si fuera un anciano decrépito se dijo, con una sonrisa para sí, y renunciado ya a dejar la mente en blanco.

A veces recordaba cosas de cuando era pequeño y vivía apaciblemente con su madre. Otras veces le llegaban malos recuerdos de su adolescencia, y a veces eran simples memorias de un año o dos atrás. Y recordaba a Akane. Casi todos los días se acordaba de ella de un modo u otro.

Curiosamente, sentía algo de dicha porque pensaba en ella feliz y orgullosa de él por todo lo que había logrado en esos diez años. Ranma no era naturalmente humilde, por eso no tenía problema en admitir que si el dojo Tendo había logrado resurgir de sus cenizas y salvarse había sido todo gracias a él.

Eso era un hecho. Y nadie lo discutiría.

Levantar el dojo del estado de precariedad y abandono en el que lo encontró no fue tarea fácil.

Tuvo que dedicar el primer año de su estadía allí a trabajar en otros gimnasios dando clases para ahorrar el dinero suficiente que le permitió, después, adecentarlo de nuevo para las clases y conseguir nuevo material... Pensando todo el tiempo que, en cuanto lograra eso, empezaría a dar sus propias clases de inmediato y sería su propio jefe.

Pero eso no fue tan fácil.

Resultó que la mayor dificultad para poner el dojo en marcha de nuevo estuvo en atraer a los alumnos.

Vivir Sin TiWhere stories live. Discover now