Megumi algunas veces no es bendecido

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Las chispas negras no eligen a quien bendecir. Fushiguro no puede olvidar el momento en que atravesó ese monstruo planta humanoide y en verdad no sabe cómo llamarlo, (porque parecía una maldición y Megumi se sentía realmente bien pensando que era de esa forma). Las interpretaciones varían entre hechiceros, digno de una técnica tan difusa de la cual nadie tiene control. Pero basadas en la experiencia del hechicero que más veces consecutivas logro desencadenarla, osea, Itadori. Megumi concluye que no es nada parecido a lo que mencionó y tampoco es que haya entendido algo de su explicación formadas por onomatopeyas de manga. En realidad, desde un principio ni siquiera debió preguntar...

De un revestimiento para proteger tu cuerpo a una explosión retrasada en la palma de tu mano. Así es como lo figura Megumi y no se parece a nada mas que a otra descarga de energía maldita, pero más fuerte.

En general, Megumi no siente algún cambio notable en su energía luego de realizar el 'destello negro'. Como todos suelen decir; aquellos que fueron bendecidos por las llamas oscuras están en un mundo diferente de los que no lo hicieron. Fushiguro no se siente bendecido, considerando que; literalmente está en otro mundo. Haber sido bendecido en este lugar, es más como una maldición. Una mala, horrible y absurda maldición.

Sus recuerdos borrosos solo muestran una visión distorsionada de lo que tenía delante suyo, luego llega la explosión rojiza, su brazo flotando como si no fuera parte de su cuerpo, hasta que su mente regresa del estancamiento, él cae limpiamente en el suelo y la planta monstruo (maldición) explotó en pedazos.

Fushiguro agita su brazo, hormigueando bajo su piel, por la fuerza del impacto o el propio efecto del destello negro al que no está acostumbrado. El número de plantas carnívoras era muy elevado pero hizo suficiente por los demás aventureros cortando y rompiendo raíces porque es lo mejor que puede hacer como otro 'aventurero' más y lo más cercano a un Hechicero, aunque no lo suficiente. Al menos no debió preocuparse por proteger a los heridos o incluso quienes estaban a su lado, otra razón por la que su energía maldita apenas fue usada más que para reforzar su cuerpo, es que ni siquiera convocó sus Shikigami y chasquea su lengua cuando se percata de que todo pudo haber terminado mucho más rápido.

Megumi no esta para nada bendecido, porque todo pudo haber terminado convocando a Gyokuken y liberando su energía maldita (Megumi lo sabe mejor que nadie porque es él solo. Los 'monstruos' son atraídos por la energía maldita pero aún no sabe que efectos traerá sobre este mundo, carente de cualquier emoción negativa en el aire y maldiciones. Megumi debe conformarse con esa manera de funcionar). Pero los mismos tipos que golpeó están en su camino, estorbando, y él definitivamente no puede, porque volverá a fallar contra este mundo.

Finalmente termina, Fushiguro ve un terreno baldío, arrasado por las plantas y la misma 'magia' de este mundo (básicamente, un poder más colorido que sus técnicas malditas, evidentemente, solo la clase de los magos puede conjurarla. Megumi no puede evitar pensar en un videojuego cliché). Él pudo haber hecho mucho más, como un hechicero. Si tan solo no estuvieran los peces gordos de la Familia Loki y la misma elfo que lo ayudo cuando misteriosamente apareció en el Calabozo y un mundo sin energía maldita.

Megumi no se siente para nada bendecido, en todo caso, todas son desgracias a las que a regañadientes, intenta formar parte.

La invasión de plantas carnívoras ha terminado, o eso le gustaría creer mientras algunos aullidos resuenan en la lejanía de la ciudad. Fushiguro solo espera que su habitación este intacta pero eso es mucho pedir, demasiado. De todos modos, nada de eso es relevante cuando todos apuntan hacia él. Miradas sospechosas viajan y se entrecruzan cómo si estuvieran discutiendo silenciosamente un veredicto. Un silencio atronador es momentáneo, mientras habla el pequeño hombrecillo, Pallum, se obliga a recordar, seguramente sobre él.

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