|Lewis Snart.

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𝘌𝘱𝘪𝘴𝘰𝘥𝘪𝘰 𝘖𝘤𝘩𝘰: 𝘓𝘦𝘸𝘪𝘴 𝘚𝘯𝘢𝘳𝘵.




Bajé del auto de Joe con el maletín colgando de mi pecho, los tres cruzamos la cinta amarilla para que ningún civil entrara a una escena del crimen.

Una mujer de mediana edad, cabellos rubios en una coleta baja. Camisa azul a botones de manga larga y pantalones negros apareció en nuestro camino.

—No se preocupe, señor. Esta vez lo esperé—. Habló refiriéndose a Joe, o eso supuse yo porque no creía que Barry se viera como un señor. —Bueno, tal vez haya hecho una rápida evaluación preliminar por mi cuenta.

Reí bajito, lo que pareció llamar la atención de sus ojos grandes.

Soltó un grito ahogado, sorprendida.

—¡Leah Allen! ¿De verdad eres tú?

Parpadeé, confusa. ¿La conocía? Porque no la recordaba. Me giré a Barry, con un signo de interrogación en el rostro, pero él se veía divertido.

—Sí, soy yo. ¿Te conozco?

Ella negó, emocionada. —No, pero soy fan de tus informes sobre el justiciero de Star City. Son demasiado detallados, como si estuvieras en cada escena del crimen.

Sonreí, —Oh, me alegra que te gusten—. Ella negó.

—¿¡Bromeas!? ¡Me encantan! Me emocioné demasiado cuando me enteré que trabajaría contigo.

—Eres muy amable...—. Me detuve al no saber su nombre, pues solo me había hablado de lo maravillosamente detallados que eran mis informes porque yo estaba en cada noche a lado de Flecha Verde, su nuevo nombre.

—Patty, Patty Spivot—. Extendió su mano para que le diera un apretón, lo cual hice. Hoy estaba muy amable, algo nuevo en mí.

—Eres muy amable, Patty.

Ella me sonrió. Joe aclaró su garganta.

—¿Detective Spivot?

—Oh, sí—. Señaló el camino hasta la caja de un tráiler. —Hay algo definitivamente raro.

Con cuidado alzó la manta amarilla que cubría un cadáver para que lo viéramos. Estaba sin cabeza.

—Decapitación—.

—Sí—. Confirmó la rubia.

—Que asco—. Formé una mueca y abrí mi maletín en el borde de la caja del tráiler, para sacar los instrumentos necesarios.

—Aún estamos recuperando partes de la cabeza, así que la identificación está tomando un poco más de tiempo de lo normal—. Bajó la manta.

Tomé un par de guantes color negro y los coloqué en mis manos.

Patty gritó, llamando mi atención.

—Lo siento, pensé que había pisado una oreja—. Solté una carcajada, ante el susto de la mujer. —Pero no. Si lo hubiera hecho estaría escuchando cosas—. Joe se dio la vuelta ante el humor de la chica y de fue.

Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Where stories live. Discover now