|James Jesse.

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Episodio Veintiocho: James Jesse.


























—Veo qué hay un velocista... con el traje muy brillante, si alguna vez lo ves... te darán ganas de vomitar—. El maniático metió su dedo a su boca, simulando la arcada mientras reía a la cámara. —Ciudadanos... la Navidad es una época de gentil reflexión sobre el año qué pasó. Sobre nuestros altibajos, tiempos y derrotas. Pero no olviden, que también puede ser una época para destripar enemigos. Y considerando que ahora hay dos fenómenos en las calles, podrá ser suficiente para rellenar pollos con pedacitos de estos, ¿qué opinan, héroes fenómenos?—.

Solté un bufido, pasando una de mis manos por mi cabello.

—¿Alguna pista de dónde está, basado en el video?—. Le preguntó Barry a Cisco.

—Déjame ver—.

—El reflejo... en el ojo—. Comenté, causando que mi amigo hiciera zoom en la imagen.

—Es el Señor Osito—. Susurró Harry en voz alta.

—¿Cómo dices?—. Cuestionó burlesco el de cabello largo.

—Es un peluche. Un juguete. Le di uno a mi hija cuánto tenía 6 años—. Explicó y mi amigo asintió.

—Lo factura Juguetes Okamura, lo sé porque hace años le di uno a... a... sí—. Reflexioné, formando una mueca con los labios, cruzada de brazos.

—Bien...—. Parpadeó confuso el científico. —Tenía una bodega, cerró hace cuatro años... así que si Trickster está ahí...—

—El Mago del clima también—. Completó el velocista.

—Bien, vamos—. Mi hermano mayor negó.

—Déjame encargarme de esto—. Dijo sin permitirme hacerlo reflexionar, puesto que al instante desapareció.

















[•••]





















Tome asiento en la pequeña salita oculta de Laboratorios STAR, observando cómo mi padre adoptivo se encontraba ahí, suspirando algo cansado.

—¿Te encuentras bien, Joe?—. Él pasó una de sus manos por su rostro, encogiéndose de hombros.

—Sí... no lo sé. Iris me dijo algo hace rato, y estoy tratando de lidiar con eso—. Admitió y yo suspiré, observándolo antes de hablar, algo confundido.

—¿Te lo dijo?—. El hombre alzó el rostro.

—Sé qué tal vez no estuvo bien, pero ella necesitaba soltarlo y se sentía muy mal por ocultarlo, ¿entiendes? No quiero que lo mal entiendas—. Trate de calmarlo.

—Entonces tú sabías que tenía un hijo—. Apreté los labios. 

—Sí—. Susurré.

—¿Cómo es que...?—. Él no completó sus palabras, parecía a punto de hiperventilar. —Me siento mal, Leah. Porque él es mi hijo, y ni siquiera puedo pronunciar su nombre, no puedo pensar en él. Porque soy su padre, soy importante para él, debí estar en su vida, debí estar ahí en cada recuerdo, cada momento—.

—No es tu culpa, Francine fue egoísta al ocultarlo todo este tiempo—. Trate de consolarlo. —Y ahora que lo sabes, él decidir qué harás, puede cambiarlo todo—. Comenté, notando como una idea parecía iluminarlo.

















Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora