|Doctora Light.

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𝘌𝘱𝘪𝘴𝘰𝘥𝘪𝘰 𝘛𝘳𝘦𝘤𝘦: 𝘋𝘰𝘤𝘵𝘰𝘳𝘢 𝘓𝘪𝘨𝘩𝘵.












Después de que Barry me prohibiera abruptamente ayudar a Patty y que yo le dijera a la muchacha que no podía ayudarle, me encontraba sentada a lado de Caitlin que mordía su dedo inferior con la mirada en la computadora frente a nosotros.

Barry se encontraba de pie detrás de mí, y Jay frente al escritorio. Todos nos encontrábamos desesperados, esperando algún movimiento de la Doctora Light.

—¿De verdad crees que es sexy?—. Preguntó Caitlin, sin dejar de ver la pantalla. Disimuladamente me giré a Barry, que tenía una mano sobre la punta de su nariz. Tras pedirle ayuda con la mirada, él negó.

—...No—. Aclaré mi garganta, nerviosa.

Dios, me sentía terrible por mentirle. Pero tampoco quería decirle "Sí, Caitlin, la mala es sexy".

—¿Entonces por qué lo dijiste?—. Ésta vez, ella se giró en mi dirección, sus ojos castaños intentaban escanearme. Analizar mi reacción, supongo.

—Yo...—. Antes de terminar, un molesto Cisco entró al Córtex.

Últimamente, todos entraban molestos al Córtex. Las cosas estaban algo delicadas y tensas a causa de nuestros viajeros.

—Harry comienza a ponerme nervioso—. Declaró entrando con la camisa de botones a juego con la de mi hermano. Eran unos nerds.

—La señal de la alarma acaba de activarse en el banco de Central City—. Llamó Caitlin nuestra atención.

—Debe ser la... Doctora Light—. Supuse, incómoda por la mirada que Caitlin me daba al decir el sobrenombre de la criminal.

Intenté mantenerme lo más normal posible.

—Puede ser una trampa—. Advirtió Cisco.

Me levanté de mi lugar y le di una mirada a Caitlin.

—Prometo que hablaremos sobre esto, ¿sí? Solo... déjame terminar éste asunto—. Ella asintió y se levantó para besar mi mejilla.






















Barry me dejó en el suelo de lo que parecía ser una bóveda de un banco, la mujer frente a nosotros de botas blancas no pareció ni un poco sorprendida al vernos.

—¿Buscabas esto?—. La cuestionó Barry, recargado en la torre de billetes detrás de nosotros.

Eran demasiados billetes.

—Sé que Zoom te envió para matarme—. Comentó.

—Bien por ti, porque no tienes que hacerlo—. Le sonreí de lado a la muchacha de cabello hasta los hombros y labial morado.

—No si puedo salir de la ciudad con ese dinero—. Señaló con la cabeza el montón detrás de nosotros.

—¿Y luego qué?—. Barry avanzó a ella, yo me quedé detrás. —A Zoom no le va a gustar que lo abandones, ¿cierto?—. Se detuvo a un metro frente a ella. —Mis amigos y yo podemos ayudarte—. Ofreció como un buen superhéroe.

Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Where stories live. Discover now