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"Quédate conmigo, Pete. No me dejes."

Ese momento se repetía una y otra vez en su cabeza. ¿Sí no le hubiera dicho qué era una simple mascota, aún estaría a su lado? ¿O al menos lo hubiera esperado mientras despertaba del coma? Quiere creer que Pete y él son felices en algún universo.

Pete, Pete, Pete, Pete.

Ese nombre lo repite su mente a cada rato para no olvidar al responsable que robó su corazón.

Tiene miedo de despertar y qué la bella sonrisa sea borrada de sus archivos. Día a día la voz de su amado se vuelve más frágil en su mente. Y detesta la idea de que en algún punto deje de existir ese sonido.

Tres años, largos y duros para su corazón.

No sabe cómo sigue adelante, entonces los ve. Sus dos estrellas que aún alumbran su oscuridad. Sus dos hermanos. Son lo que aún le dan motivación para no caer.

—¡Idiota! —escucha la voz de su primo mayor. Al parecer Kinn simplemente abandonó la sala sin explicación alguna, dejando a su hermano diciendo locuras.

—Creo qué es momento de que me retire. —toma la palabra Time, al momento se pone de pie y se marcha.
Poco a poco la sala se queda vacía.

Vegas sale también, le es asfixiante estar en la casa principal. Esas paredes le recuerdan que Pete ya no está. Pero también mantienen la esperanza de verlo nuevamente. Era algo tan confuso.

Ahora se encontraba fuera, a espera de que alguien trajera su auto, suspiró y cerró los ojos. Entonces la mirada de Kinn apareció nuevamente en su mente, no sabía porque le recorrió un escalofrío en ese momento.

Kinn de alguna manera le pedía perdón, al mismo tiempo le transmitía tristeza y parecía querer decir algo. Y simplemente se marchó. Kim, él le dio una sonrisa reconfortante. ¿por qué?

Y viene a su memoria las fotos que Tankhun tomó de la supuesta amante, aún sin ver el rostro del niño, le transmitió una paz inexplicable, y en su pecho nació una añoranza. ¿De qué? No lo sabe.

Y nuevamente ese rostro ocupa su mente.

Desea abrazarlo, acariciar cada parte de él. Decirle que lo ama. Lo ama y mucho.

☆ ° 。ㅤ→ ༄ ‧₊˚

Kim se dirigía a la casa de Pete. Arm le avisó qué el área estaba tranquila y podía regresar sin problemas. En la parte trasera de la camioneta iba una chica acompañando al infante, el cuál dormía con tranquilidad.

Kim había llegado al hotel dónde era el punto de encuentro, tan sólo media hora atrás. Personas de gran confianza trabajaban en el lugar, por lo tanto apenas vieron a la chica con el niño sosteniendo su mano, los mandaron a la habitación que estaba reservada exclusivamente para ellos. En la planta VIP y con la mayor seguridad.

El niño apenas lo vio ingresar al penthouse corrió lo más rápido que sus pequeños pies le permitieron para alcanzarlo y abrazarle las piernas. Kim sonrió ante ese acto.

Poco después recibió la llamada de Arm, y ahora estaban de camino a casa.

Al llegar los dos guardaespaldas se sorprendieron al ver quienes lo acompañaban, sin embargo, no preguntaron algo.

—Pete llegará en un rato, lo sé. —habló Kim mientras se dirigía a la cocina por un vaso de agua.

Kinn le había exigido que debían ir todos a la habitación del hotel y en ese sitio debían esperar a Pete, pues ese era el acuerdo. Pero Kim sabía qué el primer lugar dónde él antiguo guardaespaldas buscaría a su hijo sería en su casa. Así qué simplemente rompió las reglas de su hermano.

༒ ℂ𝕚𝕟𝕒𝕣𝕖 ༒ VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora