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El pequeño infante observaba a su padre con gran curiosidad, tenía un aura que nunca había visto, no al menos en su papá.

Apenas la percibió ayer con su tío Kinn y su pareja Porsche, ¿sería correcto también llamar tío a éste último? Kinn parecía más que feliz a lado del otro hombre, estaba completo.

Algo parecido pasaba con su tío Kim y el chico de nombre Porchay, sí mal no recuerda. Sólo que el más joven parecía evitar a toda costa el más mínimo contacto con su tío, pero él parecía feliz con sólo verlo de lejos.

¿Era posible que su papá ya tuviera a esa persona especial? O mejor aún, ¿había visto nuevamente a su otro padre? Tiene esperanza.

No, no sería un hijo celoso, quería que la persona que más amaba en el mundo fuera feliz. Algo le había explicado su papá, el amor existe para todos.

No importa sí es un amigo, un padre o madre, un hermano, un tío, un perro, un gato, un erizo, un juguete, podemos amar a todo y todos. Porque amar no está mal, pero no se ama de la misma manera. Eso también fue explicado por su papá.

Era consciente de que el amor que percibía entre Kinn y Porsche, o Kim y Chay, no era del mismo tipo que tenía su papá Pete por él.

Notó el cambio hace dos noches, después de que bajara de un vehículo negro, junto a un hombre que le sonrió a él. No estaba delirando, el pequeño niño sabía que ese otro hombre le sonrió, y en respuesta le mostró la sonrisa más grande que pudo, dando vista a sus pequeños dientes.

Había obligado a su niñera y a los dos guardaespaldas, Pol y Arm, a acompañarlo en la entrada de la enorme casa, para esperar a su papá. La mujer intentó convencerlo de esperar en el interior, pero simplemente se negó y quedó fuera por unas horas, mientras hacía varios dibujos.

—¿Sabías qué papá Pete ama mucho a mi otro papá? —empezó a hablar, dirigiéndose al hombre más cercano. Tenía mucha energía aún. —Me pregunto cómo será mi otro papá. Dice qué cuándo sea más grande me llevará a verlo. ¿Crees qué esté en un hospital o algo así? —volteó a ver al chico de lentes con curiosidad, quería una respuesta.

—Ah... Yo... Yo no lo sé. —respondió Arm, ¿cómo tratar un tema así con un infante? —Pero puedo asegurarte qué Pete cumplirá la promesa. —le sonrió.

—Yo sé qué mi papá lo cumplirá, pero te pregunto sí crees qué le pasó algo a mi otro papá. —explicó, tal vez Arm no estaba comprendiendo.

—Realmente no sé quién sea tu otro padre, tal vez el Señor Kinn pueda decirte sí algo pasó.—tratar con un niño era algo complicado, y más con un tema tan sensible.

—Ya le pregunté hace un rato por mi papá, creyó qué hablaba de papá Pete, pero le mencioné que quería saber de mí otro papá y me dijo "estás más cerca de él, sé qué eres inteligente y sabrás quién es" eso quiere decir que vive en esta casa o está relacionado a la familia de mi tío Kinn. —contó para después volver a dibujar con los crayones qué su padre le había regalado hace unas semanas.

El sonido de un vehículo aproximándose llamó la atención del niño, rápidamente guardó sus crayones y colocó su cuaderno a un lado. Cuándo el auto estuvo frente a él, la puerta del piloto fue abierta, dejando a la vista un hombre que parecía emanar un aura de poder, elegancia, gracia y respeto. El niño notó cómo los guardias y su niñera, se ponían de pie rápidamente y le dedicaban una ligera reverencia a aquel sujeto.

Él simplemente siguió sentado, a la espera de los siguientes movimientos, era curioso, su padre siempre le felicitó esa cualidad. Una cosa más qué podía agradecer a su progenitor fue la indicación de "nunca bajar la cabeza" y eso hacía en ese momento. Mantener una compostura, era hijo de Pete, sobrino de Kinn y Kim, ¿por qué bajaría el rostro ante un desconocido?

El hombre se dirigió a la puerta del copiloto, dejando salir a su acompañante. La niñera pareció sorprendida, los uniformados parecían algo incómodos. Y el pequeño sonrió.

Miraba alternativamente entre su papá Pete y el hombre que lo había traído. Por alguna razón se sentía feliz, contento de verlos juntos. Y entonces notó ese detalle, el hombre le estaba sonriendo a él. No, no estaba creando escenas en su cabeza, ese hombre de gran porte le sonreía.

Pero no era una sonrisa arrogante o parecido, era realmente un acto puro, le transmitía confianza, cariño y un toque de orgullo. Si, ese hombre parecía estar orgulloso de él, un niño.

Se sentía querido, por alguien qué no era su papá o sus tíos. Y su corazón le decía que era correcto.

Rápidamente tomó su cuaderno y eligió el dibujo más bonito que tenía en ese momento y lo arrancó sin pensar, se levantó y se acercó a pequeños pasos a aquel hombre. Éste se colocó de cuclillas, pues notó qué iba a su dirección.

—Toma. —le extendió esa hoja, llena de una obra de arte, porque eso decía su papá Pete sobre sus dibujos, qué eran una obra de arte.

—¿Es para mí? —cuestionó Vegas algo sorprendido ante ese detalle, ¿Sinag ya sabía del lazo qué los unía? ¿O a qué se debía tal regalo?

El infante asintió varias veces rápidamente, mientras insistía en qué tomará la hoja qué tenía en su pequeña mano. Vegas tomó aquel papel y su sonrisa se hizo aún más grande, su hijo le estaba regalando un bello dibujo.

—Es un gracias por traer a Papá a casa de tío Kinn. —sonrió. Y no era del todo mentira.

Vegas habló un poco más con el niño, sin importar qué dijeran las personas a su alrededor. El niño parecía cómodo con él, fue un gran alivio para Vegas. Y agradeció internamente qué Pete no interviniera en esa charla. Porque bien pudo alejar a Sinag, pero no lo hizo. Al contrario, tomó la misma posición qué Vegas y encontró el momento adecuado para unirse a la conversación.

Tal vez Vegas hubiera querido otro primer acercamiento, pero este era perfecto. Su hijo le contó una aventura pasada, en una montaña que era rodeada por lava, custodiada por ogros enormes, mientras él tenía qué guiar a su papá Pete para llegar a la cima y encontrar lo qué tanto buscaban; unos cócteles de frutas para el desayuno.

Antes de marcharse y despedirse, Vegas pidió amablemente qué lo invitarán a una próxima aventura. Pete iba a explicar qué quizás tardarían en tener nuevamente a una aventura de ese tipo, por la vida qué estaba retomando cómo guardaespaldas, hasta qué su hijo habló.

—El sábado tenemos salida, sí quieres puedes acompañarnos. No es con ogros, pero será interesante. —Sinag invitó a Vegas, pues su papá Pete y él siempre tenían salidas los sábados a algún lugar, creía que aún con la mudanza no cambiarían los planes qué ya tenían desde hace tiempo.

—De acuerdo, pasaré por ustedes temprano. —se despidió, y chocó puños con el pequeño, le sonrió a Pete mientras le tocó el hombro izquierdo y se retiró.

De eso habían pasado más de cuarenta y ocho horas. Y Sinag ahora veía a su padre nervioso. En un rato pasaría Vegas a buscarlos.
No había preguntado exactamente qué pasaba por la cabeza de su padre, pero ese día haría una pequeña investigación.

Sí Vegas hacía sentir bien a su papá, entonces él no se interpondrá. Porque algo le dice que tal vez las aventuras en un futuro sean mejores con tres personas.

Aunque realmente podrían ser cuatro.

☆ ° 。ㅤ→ ༄ ‧₊˚

Ya sé, es capítulo de relleno
pero ㅠㅠ

Espero hayan podido imaginar a Vegas y su pequeño hablando frente a la casa, acompañados de Pete. Perdón por la narración tan de la vrg

Dudas, quejas, etc. Díganme ♡

Nos leemos pronto ♡

༒ ℂ𝕚𝕟𝕒𝕣𝕖 ༒ VegasPeteWhere stories live. Discover now