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*Escuchar canción al terminar el capítulo. Jade se la dedica a Liam inconscientemente*

Jade

Ya era el almuerzo.

Aún seguía mareada, muy mareada. Las paredes me daban vueltas, sentía que los muebles se movían y que Liam volaba, pero nada más que eso, luego todo lo otro todo normal.

Por la comodidad que sentía entendí que estaba acostada en un colchón. Sobre mí descansaba una manta muy calentita, como claramente yo no me la coloqué, supuse que Liam lo había hecho. Y a mi lado estaba Ax tirado como una estrella de mar con sus pelos revueltos y sus ojos hinchados; y si se lo preguntan no, él no tenía ninguna manta sobre él.

—Sí que duermes como una jodida morza eh —escuché decir al pelinegro apenas entreabrí mis ojos.

Froté mi cara, disgustada.

—¿Qué hora es? —pregunté al mismo tiempo que miraba a Ax pensativa— ¿Y qué le hiciste al pobre chico?

Liam sonrió escondiendo algo detrás de ese gesto.

—¿Yo? Nada, él solo se tiró a tu lado y yo tuve que ingeniármelas bastante para que no te aplaste.

Volteé los ojos.

Sabía sus intenciones.

Me senté como pude sobre el colchón para comprobar que estaba vivo o si al menos respiraba.

Y sí lo hacía.

—Bien. No lo mataste.

—Por el momento no.

—¡Liam! —Le revoleé un cojín a su pecho.

Él reaccionó como para lanzármelo devuelta pero antes de que eso pasara
Alex se levantó precipitado por el grito. Sus ojos se abrieron de par en par y tuvo el impulso de cubrir sus oídos como podía, asustado.

—Mira quién se levantó —bromeó Liam, sonriendo—. Mi viejo amigo de toda la vida.

Lo fulminé con la mirada.

—¿Qué hora es? —Fue lo primero que salió de la boca de Alex mientras cubría su cara con la almohada para que no entrara luz.

—Eso, ¿qué hora es? —volví a cuestionar levantándome de la cama.

—Depende quién me lo pregunte —tragó grueso—. Para ti son las doce del mediodía, es decir que te tienes que levantar, cosita —Lo miré, perpleja— y para Alemania las cuatro de la mañana, sigue durmiendo anda.

Alex frunció el ceño y se levantó malhumorado para ir al baño.

—Con razón me ruge tanto el estómago —dije retorciéndome.

—Supuse que eso pasaría y apenas me levanté te preparé mis famosas tostadas  —me explicó, emocionado trayéndome una bandeja.

Sonreí al instante y me precipité hacia él para juntar sus labios con los míos por unos segundos en forma de respuesta.

—Gracias.

—Creo que comenzaré a cocinarte tostadas todas las mañanas.

Alex salió del baño corriendo con sus ojos brillando.

—¿Dijeron tostadas? —Se acercó hacia nosotros rápidamente.

Liam negó con la cabeza al ver que Ax quería atacar a la bandeja.

—¡No se te ocurra tocar ni una maldito mocos...!

Pisé su pie obligándolo a que muerda su lengua para no soltar ningún quejido.

Efecto Mariposa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora