EPÍLOGO

38K 3.7K 4.9K
                                    

Liam

La primavera se avecinaba. Flores de tonos rojos, amarillos y naranjas florecian en el piso de aquel lugar no muy preciado por muchos, que inesperadamente, se estaba convirtiendo mi lugar seguro.

Iba allí una vez por mes. Algunas veces solo caminaba para sentir su presencia o para conversar con él, eso me hacía recordar los buenos momentos y de alguna forma se sentía bien.

Respiré hondo y me arrodillé en el piso como de costumbre.

.Cristian Well.
.Siempre en nuestros 
corazones.

—Hola devuelta —dije al fin en un suspiro—. Lo siento, el mes pasado no te pude venir a visitar y el anterior tampoco y el anterior del anterior menos —tragué grueso—. Jade está en problemas, bueno, en problemas así como tal no, solo que... ya, Roma y Eric la están torturado —no pude evitar soltar una sonrisa— y como tú dijiste que la cuide tuve que encargarme de ellos por unos días para que mi pobre esposa descanse. Por cierto, no te lo había dicho, ¿verdad? ¡Eran dos! ¡Dos malditos niños parió esa cosita pequeña! —miré el cielo, recordando aquel momento, perturbado—. Sigo sin saber cómo le cabieron. Juro que creí que iba a explotar. Que jodido es ser mujer, ¿no?

***

Jade había roto bolsa en uno de nuestros aniversarios justo antes de que yo le diera mi regalo: un pequeño body rosa para Roma, nuestra primera hija, y la única hasta ese entonces.

—Ya estamos grandes para hacernos pis encima, Jade —ironicé manteniendo la calma.

Ella miró el piso y luego de varios intentos pudo pronunciar mi nombre:

—Liam —soltó en un jadeo sosteniendo su enorme barriga con nervios—, esto no es pis.

—¿Y qué es enton...? —carraspeé mi garganta y comencé a caminar por la habitación mucho más nervioso que ella—. Roma no salgas, ¡Roma no salgas! ¡Hazle caso a tu padre mocos...! —empezaba a suplicar creyendo que diciendo eso el bebé no saldría.

—¡No le digas así a la niña que luego lo repite!

—¡Sigue en la barriga, Jade!

—¡No por mucho tiempo!

—¡¿Estás insinuando que...?!

—¡Hay que irnos ya! ¡Haz lo que hicimos en el simulacro!

—¡Me tiemblan los dedos de la mano, Jade! ¡A la mierda el maldito simulacro!¡No puedo con esto!

Soltó un quejido de dolor.

—¡Muévete de una vez!

—¡Dije que no...!

—¡Suban al auto! —gritó Alemania entrando a la habitación, desesperado, cargando unas llaves en sus manos. Lo miré, confundido—. ¡¿Qué miras?! ¡Sí te tardas mucho más solo habrá dos opciones, o me ojearás o tu mujer tendrá a tu hija aquí y se morirá de dolor! ¡Tú decides!

—¡Alex! —gruñó ella como pudo.

—Subamos al auto —dije justo antes de comenzar a ayudar a Jade a caminar.

Efecto Mariposa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora