9 | Encuentro

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"Si no sucede hoy, será mañana. Pero nadie puede controlar lo que está destinado a ser"

Alex.

—  Señor —  una voz está llamándome —  señor —  sigue insistiendo.

¿Porqué coño no puedo dormir tranquilo? Llevo días sin ser capaz de cerrar los ojos por tanta mierda que he estado metiendo a mi cuerpo, aunque no negaré la utilidad de ello. Gracias al insomnio he podido limpiar varias zonas de mi territorio a las que les tenía el ojo puesto.

—  Jefe, Massimo está aquí.

Mi mano se alarga hacia la voz, una vez abro los ojos, puedo ver a Beau siendo sujetado por el cuello. Por un momento no reacciono, hasta que veo que le estoy asfixiando y decido soltarle.

—  ¿Así me trata tras nuestro reencuentro? ¿A mí? —  exije.

Con un suspiro profundo saliendo de mis pulmones me doy cuenta de que el efecto secundario del químico ha dejado de hacer efecto. Tampoco veo de forma borrosa y he recuperado el tacto.

—  ¿Qué... ha pasado? —  demando.

Beau me mira por un momento, luego observa a Robert en silencio, como si el fuera el único que supiera lo que ha pasado.

—  ¿Le habéis dicho a Ángel que estoy en el hospital?

—  No —  niega Robert.

Mi corazón se tranquiliza al instante, cuanto menos sepa ella de todo esto, mejor.

—  No hay...

La voz de Robert es interrumpida por mi médico, quien entra cargada con un montón de documentos.

—  Señor Deberaux —  empieza —  me alegra comunicarle que sus ansias por asesinarse a sí mismo no han logrado su cauce, lo lamento. La buena noticia es que ha recuperado eso que tanto ha anhelado, enhorabuena, el tratamiento ha sido un éxito.

Mis ojos se abren de golpe —  ¿de... verdad?

—  ¿Por qué habría de mentirle?

—  Gracias —  digo, aliviado.

Los cambios de humor, el estrés... y todos esos efectos secundarios han valido la pena.

—  Me retiro, por favor, descanse durante algunos días. Lo mantendré en observación pero su vida ya no corre peligro.

Una vez la enfermera sale, Robert aclara su garganta al ver cómo Beau lo está inquiriendo sin apenas decir nada.

—  Déjalo, Beau —  gruño —  hazme un favor y llama a tu mocosa, seguro está con Ángel y quiero hablar con ella, discutimos muy fuerte hace unas horas.

—  Señor... —  es Robert quien interrumpe esta vez — ¿Sabe cómo llegó hasta aquí?

Me tomo un momento para pensar, pero realmente no tengo nada claros los recuerdos en mi cabeza.

— Lo encontré tirado en el suelo de su despacho, pensé que nos habían atacado, pero por suerte se encontraba bien. El problema...

—  Habla de una maldita vez, Robert, me pones nervioso.

— Lleva una semana en este hospital, la señora desapareció hace una semana y tampoco hay rastro de su hija. Ambas están... desaparecidas.

— ¿Qué has dicho?

—  No las encontramos, tampoco a la chica que siempre acompaña a su esposa, Jade creo que se llama. Y Bjorn y Alice partieron ese mismo día hacia sus vacaciones por lo que no nos hemos podido poner en contacto con ellos. Recurrí a Beau porque no sabía qué más hacer.

EsclavaWhere stories live. Discover now