14 | Esclava

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"Los colores de la sangre y el amor, son los mismos"


Ángel.

El agua recorre mi cuerpo, creándome una sensación de confort que hace días no sentía. Cuando estoy sola, hay un sentimiento de pavor flotando a mi alrededor pero en el momento en el que él aparece, siento que no tengo que preocuparme por nada.

Ese es el poder que Alex tiene sobre mí.

Siento miedo de que en algún momento realmente no regrese a por mí. Me da pánico pensar que voy a dejar de importarle.

— ¿Ahora te bañas sola? — increpa mi marido, apartando la cortina de par en par.

Me ha asustado, así que mi primer reflejo es apuntar la ducha en su dirección, mojando su ropa por completo. Las gotas caen por el cabello y rostro mojado de Alex hacia su cuerpo, su camiseta se ha empapado y puedo ver la expresión taciturna en su rostro.

— Perdón — susurro.

— Dame la esponja, voy a bañarte.

— No quiero — me niego — vete, déjame tranquila. Tienes suerte que haya decidido follar contigo, no creas que por un poco de sexo regresaré a ser tu estúpida esposa sumisa.

Alex se queda mirándome, sus cejas están arqueadas mientras me escucha, cuando acabo, azota mi trasero.

— ¿De repente eres una mujer sumisa? — se jacta.

Parece divertido con mis palabras.

— Claro que lo soy, siempre haces conmigo lo que quieras.

— Ah, por eso estamos en Nueva York.

Hago un mohín con mis labios y le doy la espalda, él empieza a desvestirse y finalmente entra. Su cuerpo me rodea y en apenas unos pocos movimientos me tiene entre sus brazos, convertida en una indefensa mujer.

Odio sentirme así solo con él.

Mis ojos se llenan de lágrimas.

— Me dijiste cosas horribles — jadeo — ¿No sabes cuánto he sufrido por esos bebés? ¡Y me dices que no quieres tener más! ¿Cómo crees que me siento? No es justo, no estás siendo justo, Alex...

Él me acaricia y acuna entre sus brazos. Dejo que me acomode en su regazo y siento cómo traginea con la ducha para poder llenar la bañera de agua caliente. Alex no dice demasiado, solo besa mi frente y acaricia mi cabello hasta que logro calmarme.

— Quiero tener muchos hijos contigo, Ángel.

Ante mi silencio, él empuja mis hombros hacia atrás y toma mi mentón entre sus dedos hasta obligarme a mirarlo.

— No, ya no — gruño, obligándole a soltarme.

Alex suspira en un gesto cansado. Él apoya su cuerpo en la bañera y tira de mi cintura para tenerme pegada a su cuerpo. Su cabeza está echada hacia atrás y le veo pasar una mano por su cabello para humedecerlo.

— ¿Desde cuándo eres mi sumisa?

— Tú me dijiste que era tu esclava sexual.

— Te lo dije una sola vez para tenerte quieta, ¿me lo vas a recordar toda la vida?

— ¿Acaso pretendes estar toda la vida atosigándome? ¿Nunca voy a poder ser libre?

— Sí y no.

— Entonces ve haciéndote a la idea de que te lo recordaré hasta que me dejes tranquila.

Alex sonríe y cierra los ojos. Cuando no me responde pasados unos segundos, hago ademán de empujarlo y lo escucho resoplar.

EsclavaWhere stories live. Discover now