19 | Declaración de amor.

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"Solo existes tu en mi corazón"

Ángel.


— Solo podemos esperar.

Ahora mismo, dentro de mí, todo pesa demasiado. No soporto mi debilidad, mi incapacidad de poder hablar o no darme cuenta de que he pasado horas en un mismo lugar sin darme cuenta de la distancia que las agujas del reloj han recorrido. No controlo mi propio cuerpo e incluso los recuerdos me golpean de forma alterna.

Además, odio el sonido de las máquinas y ese horrible olor a desinfectante y hierro que flota en el aire todo el tiempo.

Pero si hay algo que me de ganas de gritar, es la capacidad de los médicos para ignorar el dolor de los familiares.

Estoy aquí, muriéndome por dentro y el médico de Alex me está pidiendo que espere.

¿A qué? ¿A que mi marido muera?

No tengo fuerzas para responderle nada, por lo tanto, solo asiento y le dejo marchar.

Cuando vuelvo a derrumbarme en el sofá, al lado de Alex, solo me dedico a contemplar su cuerpo inmóvil y gélido en silencio. Camille dijo que estaría bien que le cantara, como él hizo cuando yo estaba en coma pero mi voz es horrible.

Con cuidado, tomo su mano entre las mías y la llevo a mi mejilla.

— Maybe, it's the way you say my name. Maybe, it's the way you play your game. But it's so good, I've never known anybody like you. But it's so good, I've never dreamed of nobody like you. And I've heard of a love that comes once in a lifetime. And I'm pretty sure that you are that love of mine..... Cause I'm in a field of dandelions. Wishing on every one that you'll be mine, mine... And I see forever in your eyes. I feel okay when I see you smile, smile.... Wishing on dandelions all of the time. Praying to God that one day you'll be mine. Wishing on dandelions all of the time, all of the time....

Apenas puedo cantar una parte de la canción antes de derrumbarme de nuevo. No aguanto más lejos de él y pese a las indicaciones de los médicos, subo a la camilla para ponerme encima de él, sobre su pecho.

Tengo que vigilar los cables pero solo cuando me escondo en su pecho puedo sentirme en paz.

— No me dejes, por favor...



Alex.


Tengo la garganta seca.

No puedo hablar.

Muevo los dedos de mi mano solo para darme cuenta del ligero hormigueo en todo mi brazo. Mis ojos finalmente responden y puedo abrirlos, tardo algunos segundos en comprobar el estado de mi brazo izquierdo. Está inmovilizado por un yeso, aunque han dejado libres mis dedos, la sujeción llega hasta mi hombro.

Observo hacia el otro lado, una mujer descansa sobre mi pecho.

Mi primer movimiento, sin saber porqué, es oler su cabello y besar su cabeza. Con mis labios sobre su frente y mi brazo alrededor de su cintura, logro atraerla un poco más a mí. Ella finalmente abre los ojos y un rayo de recuerdos fugaces llega a mí.

— Hola... — suspiro.

— Ah... Alex — jadea, con sus ojos llenos de lágrimas.

Mi esposa está llorando.

EsclavaWhere stories live. Discover now