29 | Primer castigo

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"El dolor y el placer van de la mano"


Alex.

— Alex, ¿sabes que tratar mal a tu esposa es considerado un delito penado por la ley?

— ¿Ah, sí?

— Sí, marido.

Ángel sigue intentando hacerme desistir mientras cargo con ella hacia un lugar que conoce demasiado bien, incluso diría que ha olvidado el hecho de que poseemos esta habitación. Una vez abro la puerta, ella jadea y se aferra a mi cuerpo con fuerza, pegando sus pechos al mío.

— Esas hermosas tetas no me harán desistir — gruño, entrando y empujando su cuerpo contra la pared.

La he estado sosteniendo en brazos pero necesito tocarla, necesito sentirla, abrazarla y fundirme en ella. Hemos hecho las paces y ondeado banderas blancas, es momento de reconciliarnos de la forma en la que solemos hacer.

— Alex... — su voz se pierde entre nuestros besos y mi polla palpita a medida que enredo sus piernas en mi cintura — mmm — acaba de jadear porque he mordido su labio inferior y he tirado de él con fuerza.

— ¿Sabes lo cruel que fue alejarme de ti de esa forma?

— Sí — jadea — lo sé.

— Me rompiste, Ángel.

— Lo sé — susurra.

— Tienes ese maldito poder sobre mí.

Ella me mira, sus ojos se han cristalizado. No quería llevar esta conversación hacia la parte triste. Quiero hacer esto excitante para ambos. Un juego más. Con mis manos, acuno su rostro y limpio sus lágrimas con mi pulgar.

— No llores — susurro, dejando mis labios sobre los de ella — yo cargaré con la mitad de la culpa de nuestros errores — le digo — pero tú cargarás con la otra mitad, ¿verdad, mi amor?

Ángel asiente — sí...

— Porque eres una buena chica, ¿verdad?

— Sí — acepta, dejándose besar de nuevo.

— Te explicaré las reglas. Es simple.

— Ahá.

— Doce meses....

— Doce castigos — jadea.

— Eso es, mi amor. ¿Sabes cual es el primero?

Ángel niega. Así que arrastro una silla de la zona del bar hacia una parte reformada del cuarto rojo. Guío a mi esposa hacia una tarima redonda y me acerco a encender las luces y tomar el control de la música. Solo entonces, Ángel comprende dónde está parada.

Es una barra de metal que llega desde el suelo hasta el techo, con luces de neón a su alrededor.

— ¿Ves esto que tengo en mi mano? — ella asiente — es un control para la música, cuando la música esté sonando, tienes permitido moverte, cuando no lo haga, te detendrás en la posición en la que estés y debes mantenerte en silencio.

Puedo ver el brillo en sus ojos y la forma en la que sus pies se mueven con nerviosismo. Le excita toda esta situación.

— ¿Que se supone que debo hacer aquí?

Su maldita voz inocente resuena en toda la habitación, agitando mi ya jodida polla. Desvío mi rostro de ella por un segundo antes de volver a mirarla. Luego me acerco en grandes pasos y rodeo mi brazo alrededor de su cintura para atraerla hasta mi pecho, mi mano libre la aprovecho para hundir mis dedos en su hermoso trasero. Ella gime, extasiada por nuestra cercanía. Mis labios se estrellan en los de ella sin previo aviso, pero se acomoda a mí de forma rápida, permitiendo ese frenesí que siempre nos envuelve.

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2023 ⏰

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