Capítulo 4

113 25 0
                                    


Erick estaba pasando por una crisis, si, definitivamente tenía que ser eso porque no encontraba otra explicación. El dichoso nieto de su querida Esperanza era peor de lo que imaginó y eso lo hacía enojar, ahora no solo era un chico frío y reservado, Erick se había convertido en una persona enojada. Le molestaba todo de él, absolutamente todo y muchas veces había querido ser muy grosero con ese idiota, ponerlo en su lugar, como el empleado que era y dejarle bien claro que solo estaba en ese apartamento porque su abuela era una de las pocas, muy pocas personas en el mundo que tenían su cariño pero el ojiverde no lo había hecho, no al menos de la forma en que quería, Erick moría por humillarlo, por decirle a la cara que era un estorbo y que su estúpido semblante serio y neutro, lo hacían rabiar pero otra vez, no había hecho nada, él simplemente se enojaba, se encerraba en su habitación y solo salía de ahí cuando el hambre lo atacaba de forma feroz porque no quería toparse con aquel tipo como había pasado ya en dos ocasiones.

Un mes había transcurrido desde que el personal no grato pisó el apartamento por primera vez, un mes desde que veía a Esperanza florecer de amor por tener cerca a ese individuo, un jodido mes en que Erick no había tenido sexo y se preguntarán...¿Qué tiene que ver el sexo con el intruso? Pues eso mismo quería saber él, el ojiverde no entendía por que estaba en sequía genital, no comprendía el hecho absurdo de no haber pisado la calle para nada más que ir a la empresa. ¡Jesús! Que era un alma libre, era un espíritu aventurero que disfrutaba de las noches de alcohol y revolcones lujuriosos, poco importaba si después venía el asco, le daba igual si se sentía sucio luego de dejarse follar por un desconocido, él estaba acostumbrado a tomar una ducha y largarse a dormir a su cama después de haberse...ejercitado sin embargo...la deprimente cifra de treinta días de celibato, se burlaban de él en su cara.

-¿Hoy tampoco va a salir? -Casi saltó en su lugar cuando la voz de Esperanza se escuchó cerca de su espalda, había bajado cautelosamente a la cocina en busca de algún bocadillo de media noche y había rezado porque el idiota no se encontrara cerca.

-Espe... casi me matas del susto. -Jadeó volteándose a donde estaba la señora que le sonrió amablemente.

-Lo siento...¿Quiere que le prepare algo?

-No te preocupes, es muy tarde, ve a descansar, solo busco algo liviano antes de irme a dormir. -Ella lo miró fijamente por algunos segundos, tal vez Erick se dió cuenta, tal vez no pero Esperanza en ese momento lo estaba analizando, no era tonta,  se había percatado del cambio en el ojiverde y aunque de cierta manera le alegraba que hubiese dejado de lado las salidas nocturnas  constantes, no era menos cierto que el comportamiento del menor era muy...curioso.

-No tengo sueño todavía, vine por una botella de agua.

-Pero necesitas descansar, son casi las doce y media y mañana tenemos ese almuerzo. -Recordó incómodo, al día siguiente vendría su mejor amigo y mano derecha, Christopher, no es que no estuviera ligeramente emocionado, él de verdad apreciaba su amistad y le caía muy bien su esposo, además de que el dichoso almuerzo se había planeado hace bastante tiempo, no podía cancelarlo a última hora sin embargo no se sentía totalmente a gusto en estos tiempos, la sombra de un tipejo reservado y asocial, le ponía los pelos de punta y tener la casa con visita, como que...no lo sabía pero no le generaba buena vibra, presentía que se avecinaba una tormenta y no precisamente climática.

-No lo he olvidado, hoy adelanté el marinado de la carne y Joel me ayudó con la cristalería y vajilla. No se preocupe, todo va a salir perfecto y sus amigos disfrutarán.

Erick no respondió enseguida, la palabra Joel quedó pegada a su cerebro como un platillo giratorio, dando vueltas en círculos que le quemaban la piel y hacía que sus nervios se crisparan de manera inmediata. Ni siquiera se acordaba del nombre del intruso, no le importaba tampoco y tuvo que contar hasta ocho mil para no hacer una mueca de disgusto, por mucho que odiara al individuo en cuestión, no podía hacerle un desaire a Esperanza, era su única familia y lo adoraba, siempre hablaba maravillas de él y cada vez que podía le contaba alguna anécdota que destacara el buen hombre que era, por supuesto que el ojiverde tenía una opinión totalmente discrepante pero no se sentía con el valor suficiente para decirle a la amable mujer, que ese idiota arrogante le caía como el culo.

-Por eso mismo, el día será algo agotador, ya sabes que Chris tiene ese complejo de diva frustrada y cuando se de el primer trago, estará hablando idioteces hasta que se ponga el Sol. Ve a descansar y despeja un poco la mente, necesitarás neuronas frescas para lo que nos espera mañana.

Una vez más, Esperanza se quedó viéndolo, eran muy contadas las ocasiones en las que Erick sonreía y aunque justo ahora fue un gesto muy pequeño, la señora encontró que se veía precioso, siempre había creido que era un chico muy bonito, desde que a penas era un bebé, sus ojos verdes cautivaban a todo aquel que lo miraba y ella había tenido el placer de poder aportar en su crianza, sus padres eran personas muy buenas, siempre dedicaron tiempo y amor a su pequeño, le enseñaron los mejores principios y modales, Erick creció en medio de una familia pequeña pero cálida, unida y muy amorosa, por eso cuando la desgracia ocurrió y la vida les fue arrebatada, ella sufrió amargamente, había vivido décadas siendo parte de ellos, le dolió, le dolió horrores aunque lo peor fue ver al chico desmoronarse, nunca lo hablaron y sabía que posiblemente nunca lo harían en el futuro pero siempre sentirá que además del dolor de la pérdida de dos seres especiales, la pena más profunda yacía justo ahora delante de sus ojos, ese menudo muchacho que aparentaba ser de acero, ese chico bonito que perdió el rumbo después de quedarse solo. Suspiró para evitar la tensión que se había creado entre ambos y es que Erick se percató de su mirada, no quería hacerlo sentir mal, mucho menos recordarle el pasado, tampoco pretendía comentar nada relativo a su cambio reciente.

-Yo solo quiero que lo pase bien, señor, usted merece pasarla bien y no se preocupe por Christopher, lo conozco hace muchos años y se como lidiar con él, además...me gusta ver lo enamorado que está de Zabdiel, tienen algo muy bonito esos dos, amor del bueno, decía mi abuela. -Sonrió aunque supo que el ojiverde se percató de la extraña mirada de antes sin embargo ninguno dijo nada, ella realmente lo quería, lo quería como a su propio nieto, a fin de cuentas lo había visto nacer y también sabía que él la respetaba, por lo tanto nadie mencionó lo recién sucedido, mejor, era mejor dejar las heridas cerradas, prefería verlo así, en casa y tranquilo aunque fuera raro.

-Si...bueno...¿Qué decir? Yo no...yo realmente me alegro de su matrimonio y los quiero a los dos pero bueno yo...eso del amor como que...no...no es para mí. -Y ahí estaba la capa de hielo tratando de cubrir su alma, ese era Erick, el mismo Erick de los últimos cuatro años, el mismo que cambió una sonrisa reluciente y un carácter brillante por una máscara de hierro. Esperanza sintió una punzada en su pecho, le resultaba realmente triste saber que él de verdad se creía incapaz de amar, incapaz de ser amado y que por ello vivía la vida de forma...libre, por decirlo de alguna manera.

-Un día va a encontrarse con alguien que derrumbará las paredes que protegen a su corazón y sin siquiera darse cuenta, va a enamorarse. El amor no es tan simple como lo describen los libros y puede llegar a doler tanto que hasta desee odiarlo pero creo que todos tenemos por ahí a una persona indicada, esa persona que sin que se percate, pintará su mundo de colores. Hasta el alma más fría y oscura, puede encontrar el pincel que dibuje un arcoiris de colores. Descanse, señor, tenga linda noche.

No se escuchó ni una palabra más, por primera vez en su vida...Erick no supo que decir.

Erick no supo que decir

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Next to you II Joerick Where stories live. Discover now