Capítulo 5

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-Siempre me dejas adorando tu comida, Esperanza, si no fuera porque Erick te quiere solo para él, hace tiempo te habría llevado a vivir con nosotros.

Bien...tal vez no debió decirlo tan abiertamente, tal vez debió pensar en que esas simples palabras que realmente no llevaban ninguna mala intención, serían las causantes del caos interno que se generó en Erick pero al parecer, no fue así, Christopher llevaba dos margaritas y un shot de tequila en vena y era bastante conocido por deshinibirse cuando el alcohol corría por su sistema, así que no, no fue intencional herir a Erick, mucho menos incomodarlo cuando estaba pasando un momento grato pero lo hizo. El ojiverde paró en seco lo que estaba haciendo, de repente su propio nivel de alcohol en sangre fue demasiado para soportar, demasiado para digerir la verdad cruel que escondían aquellas palabras, él de verdad quería a Esperanza en su vida, de verdad no sería capaz de estar sin ella porque le recordaba a sus padres, le hacía sentir querido, cuidado y no se veía a sí mismo en un futuro donde ella no estuviera presente.

-Esperanza no va a dejarme, su lugar es aquí conmigo. -Puede ser que las palabras hayan salido algo borrosas por la pesadez que el alcohol le generaba a su lengua pero si fueron lo suficientemente potentes para hacer que todos los presentes miraran en su dirección.

-No seas egoista, deja que vaya a cocinarme algunas veces, además...-Chris hizo una pausa y dirigió su mirada hacia el fondo de la cocina donde un chico de cabellos rizados estaba casualmente atento a la conversación. -Esperanza tiene a alguien que puede realmente decir que su lugar es con él...

Y definitivamente Christopher no debió abrir la boca, no debió mencionar al tipo, no debió sonreir victorioso con esa cara de idiota borracho porque aunque sabían que no estaba haciéndolo para dañar y que solo estaba en modo juguetón, dió pie a que la rabia del ojiverde saliera a relucir, dió pie a que una vez más, todas las miradas estuvieran sobre él, incluida la de aquel rizado, algo que lo hizo sentirse incómodo porque definitivamente no le gustaba, no le caía bien. Erick sostuvo la presión de sus ojos verdes sobre el café ajeno y por un período de tiempo indefinido, se perdió ahí, involuntariamente tratando de encontrar que escondían, porque él no sabía realmente que opinaba ese hombre sobre él, tampoco le importaba pero le enojaba horrores no poder distinguir nada, ni una mínima cosa ahí sin embargo el mayor no desvió la mirada, solo se mantuvo en él, tan neutro e inexpresivo como siempre.

-El lugar de Esperanza es aquí, no me importa si tiene un nieto, esta es su casa y aquí va a quedarse hasta el final.

Solo después de aquellas palabras, el ojiverde desvió la mirada de aquel hombre que curiosamente abrió los ojos de forma sorprendida. A Erick no le importó si se enojó o no, no le importó si el resto de los presentes se sintieron incómodos, él solo dijo lo que su corazón sentía y aunque la forma no fue la más educada y amable, estaba en todo su derecho de hacerlo, a fin de cuentas esta era su casa y no le daba la gana que su amigo lo hiciera sentir mal. No quiso mirar a nadie más, no quiso seguir el jodido almuerzo porque ya no la estaba pasando bien, así que se levantó de la silla bajo cuatro pares de ojos que lo observaban incrédulos y se largó. No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie y mucho menos estaría dispuesto a tener que aguantar alguna respuesta, si Christopher después quería insultarlo, pues ya estaría listo para mandarlo a la mierda pero justo ahora, no estaba en condiciones de nada, no cuando el alcohol en su sistema aportaba a la suma de incomodidades que estaba sintiendo.

Cerró la puerta del apartamento con un golpe seco y se dirigió a su auto para largarse de ahí, no era tarde pero tampoco era temprano, no sabía a donde iría, a esa hora los bares aún no abrían y era casi imposible encontrar quien se lo cogiera, quien usara su cuerpo hasta el cansancio para aliviar la frustración. Manejó sin rumbo y sin cordura por muchísimo tiempo y solo se detuvo cuando los ojos le pesaban debido al cansancio y los efectos del alcohol en su sistema. Bajó del auto y caminó despacio por la arena, sin quererlo, había llegado hasta la playa, la misma playa en la que fue feliz tantas veces cuando iba con sus padres, cuando era tan solo un niño sin más preocupaciones que sacar buenas notas. Suspiró al sentarse cerca del agua, suspiró sabiendo que ya nada era como antes, que aquellos días de alegrías y paseos familiares, se habían ido para siempre llevándose consigo su capacidad de volver a ser feliz.

A esa altura el sol ya se había puesto y la única iluminación provenía de algunas farolas lejanas que se levantaban en el estacionamiento, no se sentía bien, no estaba tranquilo y sabía por que era, sabía que había dejado a flote su frustración al responderle a Christopher, sabía que todos los presentes quedaron sorprendidos por su reacción pero no le importaba, Chris podía irse a la mierda, al final era su mejor amigo y lo conocía bien, sabía que después de unos días se arreglarían las cosas entre ellos, la única con quien sentía vergüenza era Esperanza, a ella de verdad la quería y siempre trataba de hacérselo saber pero no pudo evitarlo, no cuando aquel tipo estaba ahí, mirándolo con esa arrogancia y seriedad que siempre mostraba su rostro. Erick realmente lo odiaba, le molestaba el solo hecho de saber que vivía bajo su mismo techo, Erick no se creía capaz de soportar por mucho más tiempo esa situación.

Las horas se hicieron largas mientras su cabeza giraba en direcciones extrañas, mientras la tristeza y la pena de recuerdos ya lejanos, circulaban arrítmicos por los rincones más intrincados de su mente y de pronto quiso llorar, de pronto no pudo evitar que las lágrimas afloraran en cascada desde sus ojos verdes y en ese momento se detuvo, se detuvo en el justo instante en que comprendió que por primera vez en muchísimo tiempo, se sentía vulnerable, él de verdad se sentía vulnerable y eso era algo que no se podía permitir, nunca más, así que se levantó de la arena y después de sacudirse la ropa, caminó hacia su auto para regresar a casa, suponía que Christopher y Zabdiel se habían marchado ya y la verdad es que estaba agotado, el efecto del alcohol ya no estaba pero su cuerpo necesitaba un descanso, más aún su mente.

Llegar le tomó menos tiempo del que imaginó y estaba nervioso cuando estacionó el audi en el sitio correspondiente, no quería admitirlo pero estaba claro de que tenía vergüenza con Esperanza, era la única persona con la que siempre quería quedar bien, la única que lo motivaba a ser alguien mejor y sin embargo había despotricado en su presencia, había casi insultado a su nieto delante de ella y Erick sabía que aunque él lo odiara, Esperanza amaba a Joel y a nadie le gustaba que insultaran a un ser querido en sus narices. Suspiró antes de subir al ascensor y pidió en silencio porque estuvieran durmiendo cuando entrara al apartamento, estaba cansado y no tenía fuerzas para enfrentar a nadie, no hoy.

-El único motivo por el que no puedo enojarme contigo debido a lo que hiciste, es porque se que de verdad amas a mi abuela pero ten en cuenta que no todos somos como tú y no estamos acostumbrados a recibir insultos sin merecerlos. De verdad espero que lo que sea que te tiene así, se resuelva porque eres demasiado bonito para vivir tan amargado. Buenas noches.

Cabe resaltar que Erick no pudo responder a esas palabras, no cuando al parecer, Joel lo había estado esperando expresamente para eso. No pudo hacer más que tragar en seco y mientras los segundos pasaban y la ausencia de un Joel que ya se había marchado, se hacía notoria, Erick entendió sus últimas palabras y sin saber por que, esa noche, volvió a llorar.

 No pudo hacer más que tragar en seco y mientras los segundos pasaban y la ausencia de un Joel que ya se había marchado, se hacía notoria, Erick entendió sus últimas palabras y sin saber por que, esa noche, volvió a llorar

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