Capítulo 7

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El resto de la noche lo pasó bastante incómodo, el encuentro con Joel había hecho que todo su organismo entrara en una especie de trance que lo imposibilitó de poder dormir pues aquellas palabras se clavaron en su cabeza de forma cruel. ¿Acaso ese hombre creía que él era bonito? ¡Vamos! Erick sabía que lucía bien, aunque físicamente no se consideraba nada del otro mundo, estaba consciente de que su aspecto era bastante agradable, siempre sus padres se lo dijeron a diario durante todos los años que los pudo tener y sus ojos habían sido el orgullo de su mamá, así que si, Erick sabía que era atractivo pero que Joel se lo dijera más de una vez, lo ponía inquieto porque tenía que admitir que el rizado era un hombre hermoso, lo había entendido ya hace tiempo y es por eso que no le gustaba la sensación que le generaba el hecho de que le hubiera dicho aquello.

Era difícil de procesar, por un lado creía que no tenía importancia, que cualquier persona con los ojos bien puestos podría darse cuenta de la belleza que poseía, fuera hombre o mujer sin embargo el hecho de que Joel lo dijera en voz alta, le asustaba porque aunque no lo quisiera admitir, el tipo le gustaba. Erick estaba jodido, totalmente jodido y eso le hacía doler la cabeza, él no podía simplemente sentir atracción por el rizado, eso estaba fuera de todas las posibilidades, nunca se había enamorado, nunca sintió algo similar a lo que le causaba ese hombre y eso lo confundía porque él estaba acostumbrado a tener sexo sin compromiso, a entregar el cuerpo para satisfacción personal pero sin nada más allá, nada que lo hiciera dudar, nada que indicara que algún sentimiento pudiera surgir pero ahora...ahora simplemente estaba confundido, asustado y confundido como nunca antes en su vida.

Cuando los primeros rayos de sol atravesaron las cortinas, el ojiverde resopló frustrado, tenía que inventar algo que lo hiciera permanecer lejos de Joel, cualquier cosa, no importaba que, solo sabía que debía mantenerse alejado de la fuente de sus conflictos aunque si lo miraba detenidamente, era absurdo, era totalmente absurdo idear un plan para evitarlo cuando vivían bajo el mismo techo. Se levantó de la cama con cansancio, a penas pudo dormir durante la madrugada y la falta de sueño reparador le estaba pasando factura pero no tenía sentido quedarse acostado sabiendo que no podría dormirse, no lo había hecho en el horario regular, menos lo haría ahora.

Se desvistió en cuanto pisó el cuarto de baño, una ducha fresca estaría bien para mantener aquellos pensamientos a raya, no necesitaba más inconvenientes, no necesitaba más problemas y mucho menos necesitaba pensar en lo que significaba sentirse atraido por Joel. Mientras el agua mojaba su piel de forma contínua, Erick se dió cuenta de que los latidos de su corazón no eran normales y se asustó, más. Eso solo significaba una cosa, no era tonto, el hecho de que nunca antes se hubiese enamorado, no tenía que ver con ser ignorante del tema, él sabía bien que lo que estaba sintiendo era muy diferente a lo que jamás había sentido, sabía que ese ritmo acelerado que latía en su pecho, era por los nervios y el miedo de enfrentarse a algo para lo que no estaba listo, una cosa era saber que Joel le gustaba y la otra muy distinta era aceptar al cien la sospecha de estar enamorándose de él sobre todo porque en todos esos meses que llevaban viviendo juntos, a penas y se habían hablado de forma cordial.

Era ridículo, total y absolutamente ridículo estar en esa situación porque él no era así, no era el tipo de persona que se enamoraba, no era el típico chico que caía rendido a los pies de otro hombre, él no era de esos que soñaba con relaciones bonitas y duraderas porque simple y llanamente, Erick Brian Colón...no creía en el amor. Cerró la llave de la regadera más frustrado que antes, lo que debió ser una ducha reconfortante, se había convertido en un martirio, un dolor de cabeza, estaba a punto de un colpaso y eran a penas las seis de la mañana. Necesitaba salir, necesitaba aire puro y limpio, quería estar lejos de Joel, olvidarse de lo que estaba empezando a sentir por él, necesitaba buscar una forma de arrancarse esos sentimientos del pecho porque comenzaban a doler y no estaba dispuesto a sufrir, ya lo había estado haciendo durante muchos años y no tenía pensado cargar con más dolor, gracias.

Se vistió con lo primero que encontró y tomó una respiración profunda antes de dirigirse a la cocina, tenía hambre y necesitaba un café. Las luces del apartamento estaban apagadas, era temprano aún y por lo general, Esperanza comenzaba sus labores un poco más tarde los fines de semana, así que no le pareció extraño encontrarlo todo silencioso y vacío, era mejor así, tampoco estaba de humor para entablar una conersación con nadie, ni siquiera con ella. Detuvo su mirada solo un poco en el gran ventanal de la sala de estar, las cortinas estaban ligeramente abiertas y a través de ella se podía observar el amanecer sobre la ciudad, no pudo eviatrlo y caminó hasta detenerse justo delante del pulcro vidrio. Tenía que admitir que ese era uno de sus momentos favoritos, siempre había sentido una particular atracción por el despertar del alba y entonces se dejó envolver por la bonita vista.

-También me gusta ver el amanecer desde esta posición pero de todos los que he podido observar desde que llegué aquí, este es el más bonito...porque tú estás ahí.

-¿Perdón? -Erick casi muere de un infarto cuando aquella voz habló pero lo cierto era que cuando volteó a mirar hacia donde estaba el dueño de ese sonido, todo su mundo se detuvo.

-Desde que permitiste que viniera a vivir a este lugar, he esperado la salida del sol cada manñana, puedes burlarte si quieres, no importa, simplemente pienso que no hay un espectáculo más hermoso que disfrutar en primera fila del amanecer. Siento que es cada día es una nueva oportunidad y que teniendo como impulso una imagen tan pura, te da fuerzas para continuar. Cada amanecer es un comienzo, el nacimiento de una nueva razón para vivir, una posibilidad de corregir lo que hicimos mal.

-¿Qué dices? -El ojiverde estaba nervioso, demasiado nervioso y no entendía ni una palabra, no entendía por que ese hombre lucía tan hermoso a una hora tan temprana, no entendía por que temblaba justo ahora, no entendía por que se estaba acercando a él.

-Solo digo que me gusta lo que veo, me gusta comenzar el día con una vista bonita, me motiva a continuar. Solo digo, Erick, que me gustas tú y que encontrarte ahí, observando el amanecer mientras los rayos de sol se filtran por tus cabellos, es lo más hermoso que he visto en mi vida pero como se que esto lo vas a tomar muy mal, voy a irme, no quiero causarte más inconvenientes, no quiero ser una molestia en tu propia casa. Gracias por todo lo que hiciste por nosotros, se que quieres mucho a mi abuela y realmente no tengo como pagarte de vuelta toda la ayuda pero desde hoy, aunque esté en una eterna deuda contigo, yo voy a marcharme, será mejor para todos porque lo cierto es que no voy a poder evitar enamorarme de tí y es muy evidente que no sientes lo mismo.

Erick no reaccionó, no pudo hacerlo y fue tarde cuando se dió cuenta de que aquel hombre se había ido para siempre creyendo que era lo mejor, sin saber que el ojiverde se moría por él.

Erick no reaccionó, no pudo hacerlo y fue tarde cuando se dió cuenta de que aquel hombre se había ido para siempre creyendo que era lo mejor, sin saber que el ojiverde se moría por él

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