Capítulo 12

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Las cosas no estaban saliendo precisamente como Joel había planificado aunque a decir verdad, no había hecho plan alguno, todo ocurrió demasiado pronto, tan rápido que no había tenido tiempo ni para procesar todavía lo ocurrido con Erick. El rizado no era alguien que hubiese tenido una vida precisamente color de rosas, no, él conoce de su propia piel lo que es trabjar desde joven y cargar con el peso de ser un soporte para la única persona que tenía, estaba acostumbrado a lidiar con el hambre y el sueño, con el frío y la soledad, estaba acostumbrado a sacrificar sus momentos de alegrías con tal de llevar dinero a casa, una casa que le habían arrebatado sin compasión. Joel estaba acostumbrado a soportar dolor en muchos sentidos y eso lo había hecho fuerte sin embargo lo ocurrido con el pequeño ojiverde, había sacudido los simientos de su coherencia.

Joel se sentía culpable, demasiado culpable y por muhco que su abuela le dijera que no lo era, por mucho que él mismo tratara de convencerse, seguía creyendo que era el mayor responsable de que el niño tomara aquella decisión que le revolvía el estómago. El rizado se sentía enfermo, triste, afectado por lo sucedido y es que jamás pensó que una persona tan bonita como Erick podría llegar a cometer semejante locura porque aunque Joel había actuado bien, o al menos eso creía, la verdad era que su interior moría de tristeza, de impotencia. Estaba enamorado del chico, totalmente enamorado casi desde la primera vez que lo vió sin embargo tuvo que ocultarlo, esconder que se moría de ganas de abrazarlo, de besar aquellos labios y arropar su alma, Joel creyó que el menor no le correspondía, supo ver a través de su armadura, supo ver que detrás de esa coraza fría, se escondía un alma necesitada de amor pero no pudo ver que el muchacho también lo quería y que por pensar que no era correspondido, actuó de la forma en que lo hizo.

-Voy en camino, por favor cuida de él, las cosas demoraron más de lo que tenía planificado. -Habló preocupado mientras miraba las luces de las farolas quedar detrás del taxi en el que viajaba, del otro lado de la línea, Esperanza aguardaba tranquila.

-No te preocupes, el niño cenó, no como me hubiese gustado pero al menos es algo y ahora está dormido, se que quería esperarte pero el cansancio le pudo.

-Yo creía que llegaría más rápido pero hubo más imprevistos de los esperados, de todos modos, ya está resuelto, ahora solo queda que llegue. -El joven miró el reloj de su muñeca, era casi media noche, estaba agotado tanto física como mentalmente y aún se sentía mal por haber pasado estos días lejos de Erick.

-No te culpes, quédate tranquilo, yo estoy acá.

-Lo se...gracias por...por todo, abuela, no se que sería de mí si no estuvieras. -Se sinceró el chico, por lo general era bastante poco expresivo sin embargo con ella tenía un trato diferente y ahora que se sentía débil, creyó se aliviaría un poco, a fin de cuentas tenía un gran peso sobre sus hombros y solo quería llegar a donde estaba su pequeño.

-No tienes que agradecer nada, no seas bobo, eres mi niño, no impora cuantos años tengas. Ahora...levanta ese ánimo, ya en breve estarás aquí y Erick te necesita fuerte.

No dijeron nada más, ambos sabían que esas palabras estaban cargadas de un peso bastante doloroso porque si, Erick lo necesitaba fuerte y él estaba bien dispuesto a ser un apoyo incondicional pero al mismo tiempo su propio dolor lo tiraba hacia abajo por momentos. De todas maneras cortó la llamada con su abuela, estaba a pocos minutos de llegar y tenía que estar tranquilo, deseaba tanto ducharse y comer para después descansar, esta vez, con el chico en sus brazos. Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, dormir con Erick...era más que un sueño, era mucho más que un sueño y eso le daba la motivación para levantar el ánimo, pronto, pronto tendría a su pequeño en brazos.

El resto del camino se hizo menos pesado, algo más relajado, inclusive intercambió algunas palabras con el conductor del taxi, un agradable señor de mediana edad que tenía un acento que más tarde confirmó como italiano. Así que de una u otra forma, Joel pudo relajarse y a pesar de la hora tardía, de todos los pesares y cansancios acumulados, llegó al edificio en el que viviría a partir de hoy con su abuela y el chico del que estaba enamorado, con una vitalidad renovada, con una esperanza nueva y muchas ganas de que las cosas comenzaran a ir bien desde ese momento. Se despidió agradecido del amable italiano y bajó del vehículo sonriendo, pocos pasos y un ascensor lo separaban del amor de su vida, ese mismo que noches atrás había estado a punto de pasar a otro plano.

Sacudió el polvo de sus pensamientos negativos, no había nada que hacer con lo pasado, no quería ni podía permitir que los sucesos ya ocurridos se interpusieran en el camino a su felicidad. A partir de hoy Joel viviría feliz, viviría para sonreir y para hacer sonreir a Erick, para hacerlo olvidar las malas decisiones que tomó, Joel viviría para aprovechar cada segundo de su vida junto al chico que hacía latir su corazón. El ascensor se detuvo en el último piso haciendo que sus latidos se dispararan como locos dentro de su pecho, suponía que su niño dormía, su abuela se lo había dicho y es por eso que tuvo que frotarse los ojos para confirmar lo que estaba viendo.

Delante de él, justo en la entrada del hogar, se encontraba la figura hetérea de Erick, el rizado aún no lo podía creer, no podía creer que aquella belleza inhumana, envuelta en una manta y con el pelo revuelto, fuera real sin embargo lo era. Detuvo su andar, aquel pequeño chico de cuerpo delgado y andrógino tenía el total control sobre cada fibra de su anatomía, con tan solo una mirada y su carita de sueño, había logrado que el mayor temblara de emoción, de anhelo, había logrado que quedara inmóvil, como si tuviese miedo de dar un paso en falso, como si al hacerlo la figura divina del ojiverde, se fuese a evaporar.

-Viniste... -habló al fin después de horas de silencio y su murmullo fue a penas audible, tan suave, tan cauteloso, tan...aliviado.

-Lo siento por llegar tarde pero las cosas se complicaron un poco más de lo que esperaba. -El mayor estaba nervioso y aunque se notaba que Erick no estaba pidiendo explicaciones, él sentía que debía dárselas.

-No importa...viniste, estás aquí, conmigo.

-Te prometí que siempre estaría.

-Yo...lo siento...por todo. -Un paso hacia adelante, tembloroso y cabizbajo y lleno de temor pero al mismo tiempo de esperanza, que Joel estuviera ahí significaba que lo había perdonado. ¿Cierto?

El mayor no respondió, no quiso, no era necesario, no deseaba ver aquellos ojos hermosos convertirse en lágrimas, no más y en lugar de darle una respuesta tranquilizadora, hizo algo que de una u otra forma los tomó por sorpresa a los dos. Avanzó rapidamente hacia el menor y con una agilidad casi sobrehumana, lo tomó en brazos y lo besó, dulce, tiernamente, dejando en ese beso todo su amor y transmitiendo a la vez la clara certeza de que no había nada en la vida que fuera más importante que ellos y durante una eternidad y dos eras más, Erick se dejó amar, se dejó envolver por los labios gruesos y experimentados, se dejó consumir por un mar de sentimientos nuevos, Erick simplemente permitió que cada partícula de su cuerpo fuese dominada por la fuerza firme de un amor que aunque le aterraba, estaba dispuesto a vivir siempre y cuando cada noche, recibiera este trato, siempre y cuando cada noche, Joel fuese lo último que viera.

 Avanzó rapidamente hacia el menor y con una agilidad casi sobrehumana, lo tomó en brazos y lo besó, dulce, tiernamente, dejando en ese beso todo su amor y transmitiendo a la vez la clara certeza de que no había nada en la vida que fuera más impor...

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⏰ Última actualización: Apr 18, 2023 ⏰

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