XVI

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Había pasado una semana, la semana más larga en la que he vivido. No tenía ganas de comer, de salir, mucho menos acompañar a mi hermano a su entrenamiento. A pesar de que mis papás invirtieran poco tiempo en nosotros notaron mis desánimos, incluso mi mamá se tomó un tiempo en su saturada agenda para llevarme de compras y luego comer helado, pero eso tampoco me funcionaba para sacarme al estupido español de la cabeza.

Mi rutina de cada día era refugiarme en mi habitación viendo titanic mientras comía helado. Cada que pasaba la escena del iceberg le gritaba a Rose por ser tan estupida y no ayudar a Jack. Todos estamos de acuerdo que Jack cabía en el trozo de madera.

—Esto debe terminar.— entró Daniela a mi habitación caminando directo hacia mi para quitarle el bote de helado de oreo.

Me solté a llorar más cuando recordé como Gavi llevo helado a nuestra cita —si se podía decir cita— porque sabía que me gustaba.

Abrió su boca nuevamente para decirme algo más cuando el tiempo ese mi celular empezó a sonar. Estire mi brazo sin ánimos tomando mi celular de la mesita de noche, cuando vi de quien se trataba me alegré, pero era raro que Marlene me hablara a esta hora, en Mexico era de madrugada.

—Llegó en dos horas, me estoy muriendo de cansancio.— su voz se escuchó desde el otro lado del celular —Y se que no tienes aún tu disfraz para Halloween así que más te vale estar por mi en dos horas en el aeropuerto dispuesta a caminar por el mall para encontrarte el disfraz perfecto. Ese cabron se va arrepentir de lo que perdió.— hablo tan rápido que apenas y pude procesar toda la información a tiempo.

¿Marlene estaba en España? En qué momento pasó. ¿Tan pronto ya era halloween? Me había encerrado tanto en mi burbuja que me había olvidado del pequeño detalle.

Daniela me vio sorprendida cuando la mexicana terminó de hablar, solo dire que tuve la misma reacción que ella.

—¿En que momento?— alce mi voz al teléfono.

¿En que momento se le había ocurrido a Marlene volar para España? Ella era muy impulsiva, por eso éramos las mejores amigas; yo mantenía los pies en la tierra, mientras ella volaba alrededor de todos tirando pétalos de rosas, figuradamente.

—Soy tu mejor amiga, debo de estar para ti siempre, así tenga que viajar hasta el otro lado del mundo.— sin una palabra más corto la llamada.

Daniela vio con ternura el teléfono como si estuviera viendo a Marlene en el, pero solo se veía la pantalla negra de este.

Varias veces le había hablado a Marlene de Daniela y viceversa. Podría decir que se conocen sin conocerse.

—Ya la escuchaste.— salto de la cama balándome con ella. —Vamos metete a bañar, mientras te elijo un outfit cómodo para ir de compras.

Sin rechistar tome mi toalla y me adentré al baño, sabía que si me negaba estas locas me secuestrarían aún así. Es mejor cooperar.

Justo dos horas después ya estábamos en el aeropuerto esperando a Marlene que llegara cuando una masa de personas comenzó a salir por las puertas de cristal que se abrían automáticamente, todos se reunían con sus conocidos que igual los estaban esperando, cuando las personas se expandieron logre ver a mi amiga pelinegra de 1.60 caminar hacia nosotros.

Sin pensarlo dos veces corrí hacia ella atacándola con un abrazo. El impacto causa que ambas nos tambaleáramos, pero aún así no caímos al suelo. Cuando me separé mi amiga española saludo a Marlene con un cálido abrazo de bienvenida. Tenía la esperanza de que mis dos mejores amigas se llevaran bien.

—Bueno.— Marlene se peinó su larga cabellera —Tenemos cosas que hacer.

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Ya necesitaba presentarles a la amiga incondicional de Cassie Cass.

XOXO

Hilo Rojo [Pablo Gavi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora