𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 24;

981 91 16
                                    

𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀

Maldito Namjoon. No pude librarme de él porque se presentó en mi casa muy temprano por la mañana para asegurarse de que estaba en camino a la cita. En todo el camino al consultorio no dejó de hablar de porqué era importante que trabajara en mi, sobre todo porque asegura que tenía mucha mierda de mi pasado enterrada en algún lugar de mi presente y que necesitaba sacarlo de una vez por todas.

Le puse mil excusas, incluso mencioné que tenía diarrea pero aún así solo me miró y negó. Me conocía demasiado bien. Me llevó hasta un pequeño edificio de color gris, sin nada de gracia. Tuve que entrar hasta registrarme con la secretaria, quien mencionó que tenía que esperar. Detestaba esperar. Esto me iba a hacer perder al menos cinco horas de trabajo, si algo pasaba al menos podría culpar a Namjoon para que viera que tan perfecto no es.

Mientras esperaba me dieron una taza de café un un bollo, no podía quedarme porque estaba muy bueno. Hasta después de lo que me pareció una eternidad, una secretaria vestida en minifaldas me dijo que podía pasar. Entré al pequeño consultorio y escuché una suave balada que rápidamente me inspiró tranquilidad. El cuarto estaba pintado de colores grises y blancos, con muchos detalles de madera y unos cuantos objetos cuestionables. Detrás del escritorio negro estaba un hombre de al menos unos treinta años, pelo negro y con cara de guarda.

— Señor Jeon, un gusto — me tendió la mano — Cuando me dijeron que venia no pude creerlo.

— Eso es porque no debería de estar aquí — el sonrió y yo le acerqué mi mano — Escuche, honestamente no tengo nada de ganas de estar aquí.

— Yo tampoco — soltó mi mano e ignoró mi rostro.

— Entonces hagamos algo, ¿le parece?

— ¿Haber?

— ¿Qué tal si yo le ofrezco una suma y usted finge que me ha dado la consulta oara que Namjoon se quede tranquilo? A mi amigo le encanta tocarme las pelotas a veces.

— Ja, ja, ja. Me parece que las cosas no funcionan así —  me dijo, una vez más mirándome el rostro — No me interesa el dinero, en realidad escuchar los problemas de la gente es más entretenido.

— Eso lo hace cotilla.

— Lo sé, ¿por qué cree que estudié esto? — me sonrió — Siéntese señor Jeon.

— Lo haré, pero no crea que diré una sola palabra.

— Ya lo veremos — sacó una libreta — ¿que color le gusta?

— No veo que eso sea de su incumbencia — me miró sobre sus lentes — El negro.

— Entonces será una libreta de pasta negra para su expediente — rodé los ojos — Veamos... ¿por donde quiere empezar?

— Ya le dije que no tengo nada que decir...

— Miré señor Jeon, usted puede hacer que esto sea fácil y rápido, que quiera evitar la ayuda lo convierte en un imbecil que no acepta que está bien necesitar de alguien — no dije nada — Yo era como usted antes, creía que estas cosa no podían pasarme a mi o que era mejor que el resto, pero eso solo significaba que estaba equivocado. Todos llevamos penas internas y es necesario hablar de ellas. Cuanto antes mejor.

— Yo no hablo de mis sentimientos con nadie.

— ¿Y no se ha puesto a pensar en que ese talvez es su problema? Imaginé cuántas palabras ha tenido que callar por miedo.

— No use ese tipo de basura conmigo.

— Mira, Jungkook. Tú te vas a sentar lo más cómodo que puedas y vas a decirme que es lo que pasa por tu cabeza, de lo contrario tendré que obligarte. Te lo digo de hombre a hombre, esto también es bueno.

𝓛𝓸𝓿𝓮 𝓐𝓯𝓯𝓪𝓲𝓻 |𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀Where stories live. Discover now