𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 28;

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𝓙𝓲𝓶𝓲𝓷

Después de una noche larga y exhausta me había acostumbrado a salir, con mujeres específicamente. Pero justo ahora, el sentimiento era diferente. Me sentía exhausto, demasiado drenado después de estar al menos diez horas pintando, sin embargo a la única persona que quería ver era a Hui. No era bueno, sin duda no lo era. En mis días en París solía ser un alma libre, también le huía a los compromisos pero era contradictorio saber que justo ahora la libertad que antes solía tener no me gustaba para nada. No quería estar solo después de pintar, y era por ella.

El aburrimiento que sentía ahora era terrible, demasiado malo, demasiado consumidor, quería verla y escuchar su risa, talvez obtener un poco más. Por primera vez quería seducir a alguien, persuadirla para que viniera a mi, sin embargo algo me decía que Hui era diferente, demasiado cohibida como para ceder a la primera. Era demasiado romántica, demasiado soñadora, la sensibilidad iba con ella y su alma era pura, lo había visto en sus ojos, demasiado limpios.

A veces denotaba tristeza, habían momentos en los que sus ojos hermosos se tornaban vacíos. ¿Quién le había roto el corazón? La manera tan desconfiada en la que aceptaba cada acto de cariño por mi parte me demostraba que alguien alguna vez se lo había negado. ¿Quién fue capaz de hacerle eso? Especialmente a ella, una mujer que valía suficiente la pena como para ponerte de rodillas.

Pensativo y demasiado abstraído conduje hasta su casa. Yo no tenía intenciones de sucumbir a algo más hasta que ella me mostrara luz verde, sin embargo era demasiado difícil porque me llamaba a su terreno demasiado seguido y no podía resistirme. Nadie sería tan valiente como para huir de ella. De hecho, me preguntaba dónde había estado toda mi vida.

Unos minutos que me parecieron eternos me tomó llegar a su casa. Desde que bajé del auto el corazón se me calentó, palpitaba más rápido que en cualquier otro momento, ni siquiera cuando la tuve desnuda en mi casa, cuando ella me mostró su cuerpo con confianza y me hizo anhelar demasiado poder tocarlo, no como un artista, si no como un hombre que jamás estaría dispuesto a soltarla.

Toqué la puerta de su casa y la respuesta fue inmediata. La puerta se abrió y me bendijo con su sonrisa, condenando mi alma a estar atada a la suya para siempre. Como un hechizo, Hui era demasiado peligrosa para mi.

— ¿Te pasa algo? — preguntó cuando me quedé demasiado tiempo viéndola sin entrar — Pareces distraído.

— No es nada, solo que un destello me ha dejado aturdido — le dije. Ella me miró sin entender.

— Siempre dices cosas muy rebuscadas que no logro entender — me dio una pequeña sonrisa y se hizo a un lado de la puerta para que yo pudiera pasar — Entra de una vez, hace frío aquí afuera.

Tenía razón, sin embargo la calidez que su rostro transmitía no me dejaba sentir lo helado del clima.

— Huele exquisito, ¿qué haces? — le pregunté cuando sentí un particular aroma a comida casera.

Me dirigí hacia su pequeña cocina para descubrir de donde provenía el olor. Destape una olla y era un caldo que se veía demasiado bueno.

— Dado que es invierno creo que un caldo es lo mejor para hacer — me voltee a ella y sonreí — ¿No te gusta?

— Curiosamente todo lo que viene de ti me gusta — le dije. Me acerqué un poco hasta ella — Y eso no es bueno.

— ¿Por qué? — me preguntó inocentemente. Me acerqué más a ella hasta que la llevé a pegarse a la pared — ¿Qué te gusta de mi?

— Eso es mucho para responder, son tantas cosas que si empiezo pueda que mientras te las esté diciendo se me ocurran más — aprisione su cuerpo en mis brazos y baje mi rostro hasta el de ella — Por eso es más fácil deducir lo que no me gusta.

𝓛𝓸𝓿𝓮 𝓐𝓯𝓯𝓪𝓲𝓻 |𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀Where stories live. Discover now