── 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 › 0 0 7

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Las manos del emperador temblaban, pero no temor, lo hacían de emoción. Oír la noticia acerca de la destreza de su sobrino en el campo de entrenamiento lo hicieron tener enormes conquilleos en todo el cuerpo ante la terrible emoción de saber que en sus manos poseía otro ser poderoso.

Empezó a reír con fuerzas. Bennet y Floyen, quienes estaban delante del emperador en todo momento, tuvieron que tomar esa reacción con calma –aunque les pareciera extraña–

—¡Adri...!, ¡¿Un maestro de la espada?!— por supuesto que ese bastardo llegaría a serlo, después de todo, por sus venas corre la maldita sangre de Floyen —¡Pero que alegría me da oír esa noticia!— exageró levantándose del trono y caminando hasta estar en frente de ambos maestros —Finalmente el hijo que mi hermana decidió dar a luz esta resultando ser útil para mí, ¿no creen ustedes que fue un verdadero milagro el que no lo halla abortado?

Hubo silencio por parte de ambos.

—Así es, su majestad— se oyó nada más la voz del maestro del primer príncipe, Regis se sentía sofocado en aquella sala por primera vez. La mirada de ese sujeto encima suyo era muy molesta, ¿pero que podría hacer si alrededor de su cuello aún había una correa?

—Estuvo a punto de hacerlo, pero su codicia se lo impidió— se lo oyó comentar —Es una lástima que su plan no halla resultado, pero no fue un desperdicio después de todo. Ese niño crecerá y será un poderoso aliado para mí y para el Imperio. ¿No lo crees así, Regis?— sintió el escalofrío en todo su cuerpo luego de oír esa pregunta dirigida a él.

—El Príncipe Adri...— su voz sonaba tan distinta a la normal, tuvo que toser una vez para volver a hablar con calma —El Príncipe Adri será un gran aliado para su majestad, no caben dudas de ello.

—Si me permite, su majestad— habló el castaño de repente —Debería de colocarle al primer príncipe un maestro capaz de hacer despertar sus grandes habilidades en el combate. No creo que sea el indicado para ello.

—El niño ya se ha adaptado a ti— irrumpió de repente el Duque —Cambiar a su maestro sería difícil, creo que deberías perdurar un tiempo más con él.

—Regis— el Emperador detuvo las palabras del peliplateado —Quien tomará la última decisión seré yo, después de todo, se trata de mi querido sobrino.

—Entonces, usted comprenderá el problema que trae el cambiar de instructor tan repentinamente al príncipe Adri.

—¿Estas preocupado por el primer príncipe, Regis?— su pregunta no obtuvo una respuesta que fuese rápida. El Duque de hermosos ojos dudo en responder, no porque no quisiera, sino porque no hallaba una clara respuesta para dar.

—Sí— el salón real se encontró en un silencio apesadumbrado; el Emperador había perdido su sonrisa de burla, ahora mostraba un rostro indignado. Hasta él, que puede ser considerado como un infeliz y avaro ser humano, no se anda de rodeos y rodeos, así como ese lamentable sujeto —Me encuentro preocupado por el primer príncipe, su majestad.

El silencio había durado un poco más de tiempo, está vez era porque la decisión iba a ser tomada y debía ser cuidadosamente elegida.

—Bennet— nombró al caballero principal —Quédate como el maestro del primer príncipe, por lo menos hasta que sus dotes en la espada mejoren un poco más.

—Me atrevo a preguntarle su majestad: ¿Qué sucederá después de ello?— preguntó.

—Después de ello— una mirada sobre él bastó para decidir su siguiente decisión —El Duque se hará cargo del entrenamiento del primer príncipe.

Fue un balde de agua helada la que cayó encima de él.

Su mano derecha tembló, pero disimuló muy bien sus nervios repentinos.

Lucyphella entró de repente a la sala real.
Su presencia hizo temblar al sujeto sentado en aquel trono y a los otros dos presentes en esa sala.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄 𝐅𝐋𝐎𝐘𝐄𝐍 . ¡Father, I don't want to get married!✓Where stories live. Discover now