La verdad

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Han pasado 2 años desde que Damian se ha integrado a la dinámica de la familia Forger, en la cual si bien en veces aun saca a relucir la crianza de su infancia temprana, se va adaptando cada vez mas:

Ya no tiene tantos recelos en subirse al autobús escolar -aunque si por el tuviera la opción de llegar a Eden en limusina, sería mucho mejor-.

Ya no rechaza los carios que recibe -en parte porque si intenta apartar a Anya, Yor le dice que no se niegue, y lo abraza con una fuerza tal que este siente que en una de esas lo estrangulan-.

Se ha acostumbrado a usar ropa, calzado y otros artículos un tanto mas económicos, lo cual fue una sorpresa en el salón de clases, el que un Desmond llegara a portar esta clase de artículos -claro que Ewen y Emile, en una especie de fascinación que aun tienen por Damian, le alaban incluso por eso, aunque ellos mismos dejan claro que no utilizarían esas cosas-.

Y ha aprendido todo lo que conlleva ingerir la comida de Yor... a la mala.

Una vez comió una especie de "brownie", lo cual hizo que en menos de 2 minutos cayera al piso.

De no ser por Anya, quien entre lagrimas le pidió ayuda a Loid, probablemente no hubiera vivido para contarlo.

Lo peor de todo eso es que le tuvieron que hacer una lavativa de estómago en esa curiosa institución médica donde trabaja el rubio, para eliminar todo los restos del "brownie" que quedaban.

El cual por cierto, en realidad no era un brownie, sino un pedazo de bistec sin hueso muy quemado y condimentado con especias hasta decir basta.

Eran de ese tipo de cosas que, entre cada experiencia vivida, hacían que Damian se sintiera mas apreciado de lo que jamás en su vida lo habia sido en la mansión Desmond.

Sin embargo, por alguna razón, sentía que aun había algo que ignoraba, y esa sensación persistía a pesar de tener ya 12 años.

¿Que sería esa serie de grandes secretos que Damian desconocía de su existencia?

********

Una tarde de invierno, justo antes de que se fueran a receso de vacaciones, Damian llegaba al departamento el solo, ya que Anya se habia quedado a dar su sesión de reprensión de rompehogares a la profesora Frost y a Becky.

Si, sonará muy extraño esto, pero la pelirosa se habia decidido a detenerlas cada vez que fuera necesario, incluso en el propio salón.

Claro que esto llegó a oídos del director Henderson, pero al saber este las razones del por qué efectuaba esto, no solo no le aplicó tonitos a Anya, sino que indirectamente le dio luz verde para que siguiera haciendo esto.

Su razón: el que haya en el mundo personas con intenciones de ser rompehogares, no era nada elegante.

En fin, esa era la razón por la que Damian llegaba antes que Anya.

Está por dejar sus útiles escolares en su respectivo cuarto cuando ve que no hay nadie en casa, lo cual era muy raro.

Normalmente encontraría a Loid, o Yor, o ambos, o al menos a Bond tratando de taclearlo para lamerle el rostro en forma de saludo afectuoso.

Afortunadamente, ya está prevenido para que eso no le ocurra seguido.

Sin embargo, no hay rastro de ser vivo en el departamento.

No sabía que era mas raro, si eso o Anya preguntándole cada ciertos días si ya era luna nueva.

Que por cierto el día anterior había correspondido a esa fase lunar.

Una familia de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora