18. ¿Celos?

50 6 0
                                    

Mi conciente del lado bueno aún no acepta mi decisión, pero mi otro lado esta brincando en una pierna.

Porque, aquí estoy. Caminando tres cuadras más de la casa con el libro en la mano, en busca de el dulce hogar de Noah.

Ya falta poco para la noche, hay gente aún asomadas en las ventanas de las casas, niños van y viene en bicicletas, yo solo estoy mirando mis pasos al caminar. Pensando en cómo le diré al llegar.

Hola, vine a traerte el libro...

Muy común.

Hola Noah, estas bien? Vine a traerte el libro y pasar lo que queda de noche contigo.

No, demasiado obvio.

Entre tantos diálogos de una sola persona llegué dos casas antes que la suya, me detengo dando una bocanada de aire para después botarlo por la nariz mientras mis mejillas están infladas.

Alzo la cabeza acomodando mi pelo, planto una gran sonrisa en mis labios y sigo mi caminata.

Para mi suerte, veo el garaje abierto. Sonrío aún más apurando el paso, casi trotando es que llego, silenciosamente cruzo la reja pequeña para llegar allá aún en silencio. Mi cabeza se asoma cuando veo que el garaje por lo visto esta desolado.

Pero escucho unos murmullos.

Frunzo el ceño extrañada, pausadamente me sigo acercando, y veo en lo profundo del lugar que hay dos siluetas que ya he visto así.

Noah y la rubia.

Pues, ésta vez no se están besando.

Pero, el corazón me da una punzada cuando noto que la rubia—Que creo que se llama Dú—Tiene el rostro de Noah en sus manos, tenso mi mandíbula cuando el sonríe y asiente, mi cuerpo está escondido entre un muro. Me escondo un mechón detrás de la oreja, Dú o como sea que se llame le da un beso en el cachete para luego darle un abrazote de oso. Noah le corresponde de la misma manera posando un beso en el hombro de la chica.

¡UGH!

¡Me da rabia!

Ella! Esta abrazandolo hay como una estúpida... Se supone que no son nada!

Los dientes me duelen de tanto apretarlos. El abrazo termina por fin y me atrevo a dar un paso adelante haciendo notar mi presencia.

Noah abre los ojos sorprendido cuando aclaro mi garganta, Dudú voltea por encima de su hombro Viendome.

—¿Eres la chica del baño en la cancha de la facultad, cierto?

Ella se acerca al igual que Noah, quien me sonríe guiñandome un ojo.

Ridículo.

—Aila, ella es Dú—El se acerca señalando a la que abraza a chicos solteros—Dú, ella es Aila... Mi...—Me mira divertido—Amiga.

Claro, ya sabes, en la Friend zone.

—Buen gusto, Aila—Me ofrece su mano.

Lo pienso, lo pienso por cortos segundos y me cruzo de brazos ignorandola, asesinando con la mirada a Noah.

—Te vine a traer el libro—Lo alzo dando un paso adelante—Me lo pediste hoy no?

El enseguida mira a Dudú quien se quedó con la mano en el aire.

—Te veo, luego Dú—Le sonríe.

—Bueno, adiós Noah... Fue un placer, Aila.

Para mí no.

Por el rabillo del ojo percibo su cuerpo alejarse, pues mis ojos están puestos al que tengo al frente.

—¿Que hacía abrazándote?—Le suelto ojeando cuando Dudú se va.

—¿Disculpa?—Endurece su expresión.

Ha bajado mi Valentía.

—¿Que hacía abrazándote? Me dijiste que no es nada tuyo—Hablé tan firme que hasta yo me impresioné.

—Dú es mi amiga, ella solo estaba...—Se rasca la nuca incómodo—Ella solo es mi amiga.

—¿Amiga?—Dejo caer mis brazos—¿Los amigos se besan en la boca entonces? Porque si es así... Haras lo mismo conmigo o qué?

Su expresión se suaviza sonriendo de oreja a oreja.

—¿Quieres que lo haga?—Sube y baja las cejas—Podría...

—¡Agh!—Le interrumpo— ¿Que hacía abrazándote como si se fuera a despedir antes de morirse? Ella no es nada tuyo!

Puede que grité un poco fuerte.

—¿Soy yo o estás celosa?—Ensancha más su sonrisa.

—¡¿Perdón?! No confundas las cosas...!

—No la confundas tú—Me espete mientras se adentra en el Garaje, lo sigo viendo como empieza a jorungar una caja de herramientas mecánicas y engrasadas—No puedo creer, que estés celos...

—¡Que no estoy celosa! Me dijiste que no son nada.

—Aila, los amigos se dan abrazos...

—Tu no me has dado uno...

No se de donde carajos salió eso, pero lo solté antes de arrepentirme como ahora. Noah parece tan impresionado que su mano quedó en el aire. Al final, muestra una sonrisa picardiosa.

—Te ves adorable, Gomitas.

Tomo aire exasperada, azoto el libro contra la mesa que esta a su lado y lo miro furiosa.

—¡Hay tienes tu libro!

Me giro, pero enseguida siento su mano envolver mi brazo.

—Detente...

Lo encaro.

—Estamos a mano—Me dice.

Frunzo el ceño.

—¿Disculpa?—Le espeto.

—¿Yo si tengo que aguantar que Iván te vea como te ve?

—¡Já!—Río irónica—¿Estás celoso?

—No, estoy igual o peor que tú... Él si te puede mirar como te mira?—Da un paso acercandose más a mi.

—Y según tú—Me cruzo de brazos enarcando una ceja—¿Cómo me mira?

En seguida, su mano llega a parar en mi menton, sus dedos fríos palpan mi barbilla con firmeza, me mira desafiante clavando sus ojos en los míos, intimidandome. Mi corazón comienza a acelerarse con todas las fuerzas.

—Como te veo yo...

Me quedo estática, observando su expresión.

Ah no, tu no me vas a ganar esta Noah Bowers.

—¿Y como me miras tú?—Murmuro mordiendo mi labio, provocándole.

—Como si fueras mía, con todo el deseo del mundo—Inclina su cabeza hacia mi, su frente roza con la mía mientras que su mano aún sujeta mi mentón, nuestros labios están tan cerca que podría besarlo ahora mismo—No sabes cuanto te deseo, Aila.

Inevitablemente, miro sus labios rojos.

Dios, no sé cómo pudimos cambiar de situación en cuestión de segundos.

—Dú no es nada mío.

—Al igual que Iván tampoco—En seguida le interrumpo.

—Bien—Rompe todo contacto conmigo—Adiós.

¿Qué?

Abro los ojos de lo más normal mientras el me da la espalda agarrando herramientas. Me quedo inmóvil en el mismo lugar observando.

—Ya me diste el libro, puedes irte...

Ensancho mi nariz furiosa.

—¡Imbécil!

Y me marcho.

Amargos Delirios ✔️© [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora