35. Las palabras.

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María, madre de Aila.

Soy una mala madre.

Soy una mala persona.

Me lo repito una y otra vez todos los días.

Pero, veo a Aila apoyándome, diciéndome que tengo que hacer por mi bien y, me olvido de lo que hice hace más de 21 años.

¿De quien es?!—Landon me Inquiere

De alguien... Con quien pase una noche—Admito bajando la cabeza.

Landon pasea por la casa apurado, mira a todas partes menos a mí, al final termina acercándose y señalándome.

No quiero ese hijo.

¿Qué? ¡No! Pero...

¡Pero nada!—Me grita—No quiero criar a alguien que no es de mi sangre.

Landon No hagas eso.

¡No sé que coño irás a hacer, pero quiero a ese niño fuera de mi vida! ¡O si no te vas tú también!

No, no puedo hacerlo. Landon es el hombre que amo con toda mi vida, él me ha apoyado en todo lo que hago. Hemos estado juntos en todo y no puedo dejarlo de la noche a la mañana.

Esta bien—Acepto, me acerco y parece calmarse cuando la acaricio la mejilla—No va a estar en nuestras vidas.

Lo que uno hace por amor.

Sonrió irónica ante el recuerdo, ojeo la puerta y me acerco a cerrarla, voy hacia mi armario para sacar una foto que esta debajo de toda mi ropa.

Una foto.

Una foto de ese niño que abandoné a los pocos días de nacidos, sus ojos aún no se habían abierto, sus manitos estaban pequeñitas para ese entonces.

Llega a mi cerebro de inmediato el chico de mi Aila.

No, no quiero que esté con el.

Por eso, llamo a la única quien sabe dónde está aquel quien abandoné.

—Aló?—Oigo del otro lado de la línea.

Esa voz no suena a la de Claire, suena gruesa.

Es de un hombre.

—¿Se encuentra Claire?

Silencio por un buen momento, escucho una respiración alentizada y vuelvo a insistir:

—¿Hola?

—María...

Mi corazón se acelera al reconocerlo.

—Landon.

☕❣️☕

Aila Redmond.

—Ya, dime... Porque estás taaan sonriente?

Noah enarca una ceja esperando mi respuesta, me deslizo en el sofá y termino sentada en su regazo, rodeo su cuello con mis brazos dándole un beso en la punta de la nariz.

—Te tengo una sorpresa.

Él sonríe y posa sus manos en mi cadera.

—¿Qué será?

Enarco una ceja divertida, acaricio su nuca con mi índice, pero me detengo al darme cuenta de que la noticia que tengo para darle es seria. Desde que Dú me entregó ese papel anoche no pude dormir, las ganas de dárselas a Noah me carcomían. Así que hoy, ahora... A las 9 de la mañana estoy sentada en las piernas de mi novio en el sofá de su casa para darle la noticia.

Amargos Delirios ✔️© [Editando]Where stories live. Discover now