Capitulo 8

653 77 6
                                    

Cuando su madre le dijo que se mudarían hacia su aldea de origen, pensó que sería una mudanza normal y tranquila. Pero al parecer solo ella, su madre y la amiga de su madre serían las únicas que se mudarían. Más que mudanza, parecía que huían de algo... O alguien, y con las cosas raras que hacían sus padres, estaba segura de que estaban escapando de su padre.

Tal vez...

Pero todavía no estaba completamente segura de eso. Empezando con que su amado padre no es de los que dejarían que lo alejaran de su hija.

—¿Qué tanto piensas? —La voz de su madre distrajo a la pequeña rubia de seguir pensando.

—Nada —respondió Aiko caminando con una pequeña sonrisa y sus brazos detrás de su espalda.

—Pues no lo parece —dijo Tsunade con una sonrisa.

—Hmm... Bueno, la verdad me preguntaba... ¿Tou-San no vendrá con nosotros? —preguntó Aiko con una mirada pensativa.

Los ojos de la rubia mayor se abrieron un poco, su sonrisa disminuyó en gran medida—. No, tu padre tiene cosas que hacer —dijo adquiriendo una mirada sombría.

Aiko sonrió falsamente—. Si, supongo que está muy ocupado —murmuró con su vista posada en el suelo.

Tsunade suspiro—. No pongas esa cara, que a donde nos dirigimos es un maravilloso lugar que te va a encantar —habló con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

—Si eso crees —respondió Aiko en un murmullo bajo sin levantar su mirada del suelo.

Tsunade miró a Shizune, quien solo centró su mirada entre madre e hija. Notando la mirada de su maestra, le sonrío con nerviosismo. Suspirando, la rubia mayor se frotó la frente con cansancio.

—¿Ya casi llegamos? —preguntó Aiko mirando a su madre con curiosidad.

—No, todavía falta mucho —respondió Tsunade con calma.

—Hmmm... ¿Ya mero llegamos? —preguntó nuevamente la rubia menor.

Teniendo una vena palpitando en su frente, Tsunade trató de calmarse—. No, aún no —respondió soltando un suspiro.

Shizune miró con diversión la interacción de madre e hija.

—¿Segura que todavía no llegamos? —Tsunade ganó una mirada molesta.

—Que todavía no —dijo Tsunade con su mirada calmándose para no enojarse.

Aiko obtuvo una mirada pensativa—. Ya merito llegamos —cuestiono con un dedo en su mentón.

Varias venas palpitaron en toda su frente y mejilla—. Eso lo sacó de su padre, no hay duda de ello —pensó con un ceñó fruncido.

Shizune colocó sus manos en su boca para no reír por la cara enojada de la rubia mayor.

—No —respondió Tsunade de forma tensa con una vena en su mejilla.

—No se porque, pero no te creo —dijo Aiko con una pequeña mirada de reojo en su madre.

Inhalando y exhalando para calmar sus nervios, se tranquilizó para no estallar en enojo—. No, aún estamos lejos de nuestro destino de llegada —respondió Tsunade con más calma.

Aiko asintió para si misma, ya no dijo nada más y siguió caminando. Por su parte, Shizune seguía controlando su risa por ver a su maestra casi estallar en furia, para luego calmarse y volver a intentar estallar en furia.

Por dios, el parecido con el señor Naruto es demasiado —pensó Shizune con una sonrisa pequeña.

Al fin teniendo algo de tranquilidad, Tsunade se pasó una mano por el cabello.

JūbiWhere stories live. Discover now