Capitulo 11

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—La famosa Academia Shinobi de Konoha. Hmp, este lugar no es nada sorprendente. —Una mirada hacia el mencionado lugar, la llenó de aburrimiento y desinterés.

Sin más que hacer, Aiko cruzó la entrada de la Academia con una mirada aburrida. Sus ojos viajaron hacia la multitud de niños tontos reunidos frente a los que parecían ser maestros de la Academia.

Quiero regresar con Tou-San... Y si tarda demasiado en venir a buscarme, me escaparé y lo encontraré por mi cuenta. —Aiko tenía una mirada soñadora imaginando su reencuentro con su amado padre. Lo extrañaba, y mucho, así que esperaría a que regrese porque si no lo hacía, ella misma se escaparía en su búsqueda.

Deteniéndose junto a la multitud de idiotas. Escucho con aburrimiento toda la explicación para nada interesante de los Chūnin molestos. Nada interesante, parecía que comenzarían a nombrar a cada alumno para que fuera asignado a una clase.

Cada estudiante fue nombrado. Habían unos nombres que llamaron su atención por el apellido de su clan, pero más allá de eso todos los demás eran simples personajes sin importancia y relevancia.

—¡Senju Aiko! —Todos los alumnos se callaron con sorpresa por el conocido apellido para todos.

Con aburrimiento, la rubia salió de entre unos alumnos con pasos lentos hasta pararse junto a quienes parecían, serían sus compañeros de salón.

Algunos susurros molestaron a la rubia. Cada idiota no podía solamente concentrarse en ellos, siempre tenían que andar de chismosos.

Un pelinegro observó a la rubia con curiosidad antes de volver a concentrarse en los Chūnin. Aiko bufo con molestia, había notado la mirada de ese molesto Uchiha. Era obvio a que clan pertenecía, solo ellos tenían ese cabello negro junto a sus ojos negros, si eso no fuera obvio, el símbolo en su ropa decía toda la verdad que había que saber.

-13 Minutos Después-

Luego de que su grupo fuera juntado, los maestros guiaron a los alumnos en dirección de su salón. Aiko solo caminaba sin darle importancia a nada, estaba más enfocada en su fantasía en la que su padre estaba con ella. Estar separada por tanto tiempo de su padre, la estaba afectando sin darse cuenta.

—¡O-oye! —Una voz molesta distrajo a la rubia.

Frunciendo el ceño le dió una mirada fría a quien había hablado, no siendo nada más que una chica castaña que soltó un pequeño chillido de miedo al ser receptora de esa tenebrosa mirada.

—¿Qué quieres? —La voz de Aiko salió helada y muerta.

—Hiii... Y-yo so-solo quería decirte qu-que si quieres se-ser mi ami-amiga. —Un sonrojo cubrió las mejillas de la chica que solo desvió su mirada hacia el suelo mientras juntaba la punta de sus dedos en un tic nervioso.

—Lo que sea —respondió Aiko sin darle importancia a la chica, de todos modos esa molesta castaña moriría tarde o temprano.

—Yo soy Naoko, mucho gusto —dijo Naoko con una enorme sonrisa mientras su rubor parecía aumentar de grado, tendió su mano esperando estrechar la mano de la rubia.

—Aiko —dijo de forma perezosa la rubia dándole la mano en un apretón sin fuerzas, ya que si le ponía un mínimo de fuerza, le aplastaría la mano a esta molesta niña.

—¡Llevémonos bien, Aiko-San! —dijo Naoko con una sonrisa enorme.

—Claro, claro —respondió Aiko de forma aburrida.

Llegaron a el que sería su salón, Aiko siguió caminando hasta sentarse en una banca justo a un lado de la ventana. Para su molestia interna, Naoko se sentó justo a su lado.

JūbiWhere stories live. Discover now