UNO

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La adrenalina por huir de aquella granja se había esfumado con el viento. No paraba de andar en círculos mientras intentaba salir del bosque hacía la carretera. Realmente no tenía un sitio pensado al que dirigirme, así que había pensado en ir dando tumbos hasta que alguien saliera de la nada para decirme que estoy en un programa de televisión y que no existe un virus que regresa los muertos a la vida de una manera escalofriante. ¡Siempre con la positividad por delante!

Después de haberme tropezado y haber caído de bruces contra el pavimento, decidí darme un respiro y comer algo. Estar sola en medio del bosque es aterrador, y por la cabeza solo se me pasa que saldrá algún loco para acabar con mi vida. Quería pensar que los caminantes eran lo más peligroso en este país, pero sabiendo como es de malvado el ser humano, me temía que debía guardarme las espaldas más de los vivos que de los muertos. Aunque mi principal temor en este momento era morir devorada por esos seres.

Vuelvo a ponerme de pie y miro el cielo soleado para ver en que dirección dirigirme.

—Sur, siempre al sur—decanto.

Comienzo a caminar todo recto entre los árboles frondosos y me toca dar marcha atrás cuando veo un grupo de cuatro caminantes deambular por esa zona. Intento ser lo más silenciosa posible y me escabullo tras un árbol para que no me vean. Siento que algo impacta en mi cabeza y sin poder evitarlo un grito sale de mi boca. Veo a la maldita ardilla correr lejos de mí. No vale de mucho que me esconda porque esos muertos ya saben de mi existencia. 

—¿Qué hago?—me preguntó a mi misma mientra echo a caminar sin quitarles el ojo de encima—. Ni loca puedo con cuatro a la vez, ni que fuera una experta matando muertos... ¿Y si les disparo? Probablemente llame la atención de los demás y acabe con una muerte dolorosa—aumento el paso y los escucho gruñir a mis espaldas—. ¡Ya sé! ¿Cómo no se me había ocurrido? ¡Corre! 

Me animo a mi misma a darle potencia a mis piernas y corro lo más rápido posible con la idea de encontrar un sitio seguro. Cuando me quiero asegurar si los he dejado un poco atrás, caigo en cuenta que tampoco me he alejado demasiado y ya me siento exhausta. Debería intentar mejorar mi condición física en lo que correr se refiere. Decido hacerle frente a mi problema y saco un pequeño machete. Tengo que aprender a defenderme estando sola y sin ayuda, así debía ir practicando para mi supervivencia en el futuro. Inspiro por unos segundos y dejó que el aire salga por completo, y me mentalizo. El primer muerto se acerca y hago mi primer movimiento, así mismo con el segundo. 

—Atrás, bicho—grito entre el forcejeo con uno y con el otro intento darle con mi machete. 

Tropiezo y caigo de espaldas con los dos agarrándose a mis piernas. Grito como si no hubiera un mañana y trato de evadir sus mordidas. La vista se me nubla y cada vez me es más difícil mantenerlos a raya. No me queda otra que utilizar mi arma y disparar. Sus cuerpos caen sobre el mío y tengo que poner todo de mí para apartarlos. Quiero sonreír por mi victoria, pero lo único que hago es llorar del miedo. ¿Cómo no tener miedo en esta situación? Sin dejar de soltar lágrimas y sollozos lastimeros, me pongo de pie.

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No sé que hora es ni si estoy cerca de la autopista. Solo veo pura vegetación y el sonido de las aves es mi única compañía. Para mi suerte me había cruzado con caminantes solitarios y no en grandes grupos. 

—¿Perdida? 

Salto del susto y con el arma en alto me doy la vuelta. Suelto un largo suspiro al reconocerle y bajo la guardia. 

—¿Qué haces aquí?—pregunto totalmente confundida. 

—Escuchamos unos disparos e intentamos seguir el rastro. Shane está que trina y nos pidió ayuda para encontrarte. ¿Estás bien? 

Traitor [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora