Lady Jayne William estaba decidida a entregarse y a casarse con el amor de su vida, pero Lord Christian Evans, Marqués de Winchester, no tenía los mismos planes, así que sin más la rechazó haciendo que sus padres la repudiaran y exiliaran al campo.
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Londres, 1800 (Hace veinticuatro años)
La temporada estaba yendo mejor que muchas anteriores, cada Lord quería celebrar un baile, y siempre terminaban siendo mejor que el anterior.
Lady Claire, ya estaba acostumbrada al clima y a la vida en Londres, disfrutaba cada baile al que asistía como si fuera el último, vivir casi toda una vida en el campo no es lo mejor que le puede pasar a una joven como Claire. Pretendientes no le habían faltado, su tarjeta permanecía llena en cada baile, y la residencia de su hermano muy bien perfumada gracias a las hermosas flores que recibía diariamente de sus muchos pretendientes, pero a Claire solo te interesaba un hombre, aunque lastimosamente este ya estaba casado.
—Hoy tengo que hablar con él, ya me cansé de observarlo en las sombras — dijo Claire.
—Pero, milady, el duque está casado — dijo su doncella terminando de adornar su cabello.
—Lo sé, y realmente me molesta que lo esté, yo sería perfecta para él — suspiró Claire —, Caleb es tan guapo, educado, respetuoso.
—¿No cree que es mayor para usted? Usted solo tiene dieciocho años.
—¡Tonterías! He visto mujeres más jóvenes casarse, y con hombres mucho mayores que Caleb — indicó Claire —. ¿Crees que si Caleb se enamora de mí, podría dejar a su esposa?
Aquella pregunta hizo que su doncella se tensara.
—Eso no es tan fácil como cree, milady. Lo mejor es que se olvide del duque — aconsejó su doncella.
—Lo pensaré — dijo Claire mirándose en el espejo, su doncella ya había terminado de embellecerla, y realmente se veía espléndida embutida en un hermoso vestido de un color hueso, adornos de diamantes y un perfecto peinado.
Cuando estuvo completamente lista, decidió bajar y encontrar a su hermano, que la esperaba tomando una copa de coñac.
—¿Bebiendo tan temprano? — preguntó Claire al llegar junto a Lewis.
—Nunca es temprano para una buena copa de coñac o whiskey — respondió Lewis —. Estás preciosa.
—Gracias — agradeció Claire dando una vuelta en el lugar y sonriendo alegremente —. ¿Podemos irnos ya?
—En cuanto baje Danielle — respondió Lewis.
—¿Por qué tu esposa tarda tanto?
—Mujeres — señaló Lewis sonriendo y Claire lo miró mal.
Minutos después, Danielle, la esposa de su hermano, se unió a ellos, los tres salieron de la residencia y entraron al carruaje que los llevaría a la residencia Nording, donde se celebraría el baile, los Vizcondes de Kidsgrove eran los padres de su nueva amiga, lady Delphina Nording, la cual había conocido en su tercer baile, desde entonces andaban siempre juntas en los bailes y hacían citas para pasear y hacer compras. Cuando llegaron a la residencia fueron recibidos y notaron que el salón de baile ya estaba algo lleno.
