CAPÍTULO 14

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_ ¿Qué haremos hoy? _ preguntó el azabache. Habían pedido algo ligero para el almuerzo y ahora estaba tomando su mate, completamente relajado en el sofá, y mirando a Tae que, sentado en la otra punta, no dejaba de trabajar en su laptop.

_ Mm... no lo sé. Estaba pensando que por hoy podríamos quedarnos aquí.

_ Estoy completamente de acuerdo. Nos encerramos aquí todo el día, toda la semana o todo el mes si quieres. Pero primero debo ir a la farmacia.

Taehyung levantó la cabeza y lo miró sin comprender. Jungkook levantó las cejas y lo miró sugestivamente hasta que el castaño comprendió el doble sentido.

_ Kookie!_ lo regañó _ Dije de quedarnos, porque debo trabajar. Tengo material por editar.

_ Ya llevas media mañana y pasado el mediodía en eso. No creo que te falte mucho para terminar.

_ En realidad, no. _ convino el castaño _ Ya colgué material nuevo a la venta. Debí hacerlo anoche pero llegamos tarde y... ya sabes.

Jungkook estaba de buen humor ese día y con plena disposición para molestar a Tae hasta ver sus mejillas como maduras cerezas.

_ Nop, no lo sé. Cuéntame, ¿por qué no cumpliste con tus responsabilidades anoche? _ lo miró divertido _ Dímelo.

_ No. No pienso decir nada solo para que te burles de mi.

_ Si lo dices prometo no burlarme _ pero se lamió los labios de forma sugerente mientras se acomodaba sugerentemente la entrepierna. _ Si no quieres decirlo puedes darme una demostración práctica.

_ ¡Oh, Dios, Jungkook! _ Tae le lanzó un almohadón mientras se ponía rojo.

_ ¡Sí, ya lo recuerdo!. Anoche decías lo mismo. "Oh Dios, Jungkook", y agrégale un jadeo intenso.

El pelinegro comenzó a reír al ver como Taehyung tomaba otro almohadón para taparse la cara. Se estiró para asirlo por las muñecas y tirar de él hasta dejarlo acostado encima de su propio cuerpo. El castaño simuló una protesta pero se dejó hacer.

_ Déjame. Te gusta torturarme, ¿verdad?._ le reclamó haciendo gala de un adorable puchero.

_ Ven aquí. _ atrapó sus labios y lo besó con ternura _ Me encanta ver como se colorean tus mejillas.

_ Eres muy malo, Kookie. _ Jungkook comenzó a besarlo más profundamente, y a acariciar su espalda mientras el castaño hundía sus delicados dedos en sus mechones oscuros. Bajó sus manos hasta las carnosas nalgas y las apretó sobre el jogger. Tae soltó un gemido.

_ Te ves tan inocente, tan adorable, tan cogible.

_ En serio, Jungkook, continuamente haces que mi sangre se instale en mi cara. Va a darme una trombosis.

_ ¡Es lo mismo que tú le causas a mi pene!

_ ¡Kookie!.

_ Anoche cuando te ví de espaldas, desnudo, casi muero de un infarto. Te juro que nunca ví un trasero como el tuyo.

_ Ojalá valoraras mi personalidad de la misma forma que valoras mi trasero. _ bromeó Tae.

_ ¡Adoro tu personalidad! Es tan grandiosa como tus nalgas, bebé, pero si no puedo tocarla pierde puntos._ se rió mientras apretaba sus glúteos.

_ Creo que me gustaba más tu modo "ogro gruñón".

_ Casi olvidaba que me pusiste ese mote, y para colmo, se lo dijiste a tu amigo. _ Jungkook lo miró con picardía _ Aún no me he cobrado esa afrenta. Solo espera que compre los condones y ajustaremos cuentas.

ENTRE VIÑAS Y CEREZOS 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora