Capitulo 9

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Un golpe en seco se escuchó en la habitación, la cabeza de Baji en el suelo siendo presionada por una mujer mayor, su madre.

–¡Muchas gracias por salvar a mi hijo y perdona la estupidez que hizo!– grito la madre.

–Mama me duele– comento Baji.

–¡Callate niñato!– respondió para luego darle un golpe muy fuerte en su nuca –¡Si no fuera por esta señorita de aquí seguramente ya habrías estirado la pata!

Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas, pensar que por poco veía a su hijo frío e inerte en una caja llena de flores mientras ella vestía de negro, le partía el corazón. Aquel muchacho al ver eso solo atino a bajar la cabeza murmurando un perdón para su madre. ¿Así se veía el amor de madre?

–Nos vemos luego– se despidió animadamente Baji mientras su madre lo estiraba de la oreja– ¡Duele, ya aprendí la lección mamá!

Dejaste de mover la mano en señal de despedida cuando dejaste de escucharlos, mirabas la puerta por unos minutos para luego volver a mirar la ventana viendo como los pájaros empezaban a volar, mientras tu volviste a tus días sentadas en una camilla de hospital sin poder hacer nada más que mirar afuera. Sumergido en tus pensamientos no pudiste evitar llorar, siempre pasaba cuando te quedabas solo con tus pensamientos, de un modo u otro llegabas al mismo punto que te hace aferrarte al pasado aunque duela demasiado, aún asistiendo a terapia y el apoyo de Draken, costaba mucho.

–Tok, tok– hizo Draken al entrar –toma.

Secas te tus lágrimas al verlo entrar y dejar el ramo de flores que había comprado en la mesa y luego te sonreía.

–¿Cómo estás?– preguntó Draken mientras agarraba una silla y se sentaba alado de tu camilla.

–Ya sabe, lo de siempre– soltaste una risa nerviosa– ¿Como están los otros?

–Bien, quieren ir a visitarte pero ya sabes que no les dejan entrar después del incidente de la vez pasada– se rasco nervioso la nuca el rubio.

–¿Quién les manda entrar a todos de una sentada?– soltaste una risa al recordar como todos se apretaban en la puerta para entrar primero y hacían un escándalo para luego ser baneados del hospital –tu te salvaste porque te hiciste el que no los conocía.

–Y no me arrepiento– confesó aquel tatuado.

Giraste tu cabeza hacia la ventana, otra vez anhelando algo, algo que para ti era imposible ahora.

–Draken, quiero pedirte un favor– dijiste mientras seguías mirando por la ventana.

[...]

–¡UHHHHHH!– sentías el viento en tu cara mientras Draken conducía en su moto a toda velocidad pasando por las montañas que a estas horas estaban desoladas.

Llegó un momento en el que soltaste a Draken y levantaste los dos brazos, se sentían tan bien como nunca antes. Los dos íbamos sin rumbo alguno, yendo por donde la carretera los guiase hasta llegar a una playa y ahí, pararon y se sentaron en la orilla mientras veían el atardecer.

–Siempre leí en las novelas está típica escena, pensé que era muy cliché pero ahora creo que es muy bonito– apoyaste la cabeza en el hombro de aquel chico a tu lado, un silencio se formó alrededor de ustedes –te tengo que confesar algo...

Drake giro su cabeza hacia ti mientras tú jugabas con tus dedos algo nervioso.

–Soy un chico– miraste con determinación a Draken, esperando una respuesta negativa de el.

–Lo se, no eres muy discreto que digamos– el rubio se rasco la nuca con gracia– se te ve la manzana de Adán y jamás vi ninguna toalla higiénica en tu casa, sin mencionar que digamos que sin querés vi en tu DNI tu género.

Lo miraste sorprendido mientras él solo apartaba la mirada nervioso, su comentario había parecido ser el de un acosador. Tu risa sorprendió al presente quién te volteo a ver, ver cómo te reías a carcajadas mientras la luz del atardecer te iluminaba, *pum, pum*, volvió a hacer su corazón, como el primer día que se dio cuenta que estaba enamorado de ti.

–Entonces tengo otro favor que pedirte– cesaste tu risa y lo miraste fijamente habiendo que Draken se pusiera nervioso– me gustas, por favor acuéstate conmigo.

Los ojos del rubio se abrieron de par en par, sockeado por tu petición y confesión a la misma vez, ¿Era una broma? Tal vez era una broma y los chicos estaban escondidos en algún lugar y en cuanto dijese que si, ellos saldrían y se reirían de él, o tal vez, era...cierto.

–No te tienes que preocupar, mi enfermedad no se transmite sexualmente– agarraste las manos de Draken y las llevaste hasta tu cara, haciendo que acaricia se tus mejillas– realmente me gustas mucho, quiero perder mi virginidad contigo.

Te inclinas te a besarlo, rozando sus labios sin poder dar el siguiente paso, querías que aquel chico lo hiciese porque no querías forzar nada, pero para tu sorpresa el empujó si cabeza hacia delante, haciendo que por fin sus labios se tocaran.

[...]

Se acercaron al hotel más cercano de la playa donde se encontraban y rentaron una habitación por un día y una noche, tu acompañante se apresuró a entrar a la habitación donde les había tocado y nada más entrar empezaron los manoseos y besos subidos de tono hasta llegar a la cama, donde te tumo delicadamente.

–No me importa si tú enfermedad se me contagia, no me importa morir si es conti– no lo dejaste terminar al darle una fuerte bofetada.

–No digas eso, no lo digas enfrente mio– soltabas lágrimas mientras lo decias –tenemos 14-15 años, aún tenemos una vida por delante y yo, no quiero que lo desperdicies por mi.

Unos gentiles labios quitaron tus lágrimas de tus ojos, viste a Draken quien tenía una cara de arrepentimiento mientras decía un "lo siento, no lo volveré a decir". Miraste al hombre enfrente tuyo, alguien musculoso de un gran porte, con venas marcadas y brazos musculosos de sus entrenamientos e incontables peleas, costaba mucho creer que alguien así tenía tan solo 15 años y estaba enamorado de ti. Alguien que no aprecio su vida en lo más mínimo hasta que llegaron estos chicos a darle color a su mundo, si tenía que arrepentirte de algo, sería de mi haberlos conocido antes, antes de tomar la decisión tan estúpida que hico que solo te quedase 1 años de vida.

Esa noche tus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras veías la cara de Draken viendo como su ceño se fruncía por la excitación y sus ojos de cerraban intentando recordar para siempre este momento tan íntimo contigo. Por un momento extendiste tus manos para acariciar sus mejillas por última vez, pero en el último momento tus brazos te fallaron cayendo en la cama alado de tu cabeza, después de un segundo sentí como las manos de aquel chico entrelazaban mis manos. Su expresión se relajó más, haciendo que nuestras miradas se cruzaran, el se inclinó susurrando te en el oído cosas lindas que hicieron que tu corazón latiera más fuerte por este hombre . 

"La persona indicada, el momento erróneo"

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Curame [Draken x male reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora