Dos reinos enfrentados. Una única verdad.
Desde hace siglos, los Reinos de los Valores y los Reinos del Sur se mantienen en un exilio mutuo, sin mantener ningún tipo de contacto entre ellos. Desde entonces, la familia real de los Reinos de los Valo...
El hombre encapuchado seguía presionando con el cuchillo el cuello de Karan, mientras observaba a Tay por el rabillo del ojo. A Karan se le aceleró la respiración al sentir el filo del cuchillo en su garganta. Con un solo movimiento el hombre podría matarlo y ni él ni Tay podrían hacer nada para evitarlo.
En una milésima de segundo sopesó todas las posibilidades que tenían y se dio cuenta de que no eran muchas, por no decir ninguna. Con cualquier movimiento que hiciese, el extraño podría cortarle la garganta. Lo mismo ocurriría si Tay intentaba hacer cualquier gesto para ayudarlo.
—Déjalo en paz —le espetó Tay sin moverse del sitio.
—No te muevas de ahí, mocosa —amenazó el desconocido.
—Tenemos dinero —le dijo Karan—. ¿Eso es lo que quieres? Tenemos una bolsa, no es mucho, pero es lo único que tenemos.
—No quiero vuestro dinero.— En ese momento su tono se tornó menos agresivo y se quitó la capucha, dejando al descubierto una melena dorada que llegaba hasta su espalda.
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—Pero... ¿Qué? —exclamó Karan confundido. La voz del extraño le había resultado misteriosamente familiar y ya sabía por qué. Sin sus habituales vestidos coloridos y su despreocupada voz le había costado reconocerlo. Esta vez llevaba una casaca con capucha de cuero marrón y unos pantalones negros donde llevaba atada una vaina con una espada en su interior—. ¿Arland?
—Reconozco que he sido un poco dramático —dijo agitando el cuchillo con la mano—. Hace mucho que no hacía una entrada tan espectacular.
—¿Pero este quién es? —dijo Tay sin saber lo que ocurría.
—Es... Hmmmm... Un noble de Stormhole —comenzó Karan—. Por él descubrí la existencia del puerto clandestino que te mencioné.
—Exacto —saltó Arland—. ¡Uno ya no puede emborracharse ni en su propia casa! Como sabrás, eso no fue lo único que te dije —siguió—. Creo recordar que se me escapó cierta información sobre mi pasado —le dijo a Karan todavía apuntándole con el cuchillo.
—Si es por eso por lo que nos has seguido hasta aquí, siento decirte que podrías haberte ahorrado las molestias. No tenía intención de contárselo. No tengo nada que ganar contándolo.
—Más te vale, muchacho, sino me meterías en un grave problema —dijo dramatizando un gesto de tristeza con la cara—. Sin embargo, sé que no se lo contarás a nadie.— Hizo una pequeña pausa justo cuando su expresión cambiaba a una más juguetona—. No querrás que se sepa que tienes una habilidad un tanto... peculiar.
Karan no podía creerse lo que acababa de escuchar. ¿Cómo podía saberlo? Era imposible, solo había utilizado sus poderes en una ocasión y había sido en el Bosque Oscuro. A menos que...
—Nos has estado siguiendo desde Stormhole —razonó Karan—. Incluso... dentro del Bosque Oscuro.
—Eres muy inteligente, deberían darte el premio al detective del año.— Se miró las uñas y puso cara de susto—. Este dichoso viaje me esta dejando las manos hechas un destrozo. ¡Mira que uñas más sucias!
