Capítulo 11.

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Sentía como si no tuviera vida hasta que alguien más se la arrebato.

No comenzó a vivir cuando nació del vientre de su madre, no comenzó a vivir cuando por fin se convirtió en un hombre lobo, cuando el hijo de la amiga de su mamá llego y olía lindo o cuando Paige murió. Todo comenzaba con ella y parecía terminar con ella.

Eso hasta que Stiles le mostro que no era así.

Parece como si cada persona que pisa la tierra es un protagonista, nacen para dar una buena trama a la vida, pero todo gira alrededor de ellos y la vida de Derek solo giraba alrededor de él y de sus tragedias hasta que Stiles trajo más que eso, le regreso el sentimiento de empatía y protección.

Recuerda cuando el momento llego y todo su mundo paro, recuerda cuando Stiles volvió a su vida como un rayo de sol demasiado fuerte que quemaba su vista por un momento antes de simplemente desaparecer y mostrarle esos hermosos ojos color marrón.

Había perdido todo sentido del tiempo y los perdía cada vez que lo miraba era como si la fiebre del oro llegara a su ser y Stiles fuera lo más brillante, lo que todo el mundo quería y Derek solo deseaba todo, pero en ese momento no lo entendió ni todas las veces que esos ojos se cruzaron frente a él.

Sabía que no podían serlo, que no había nada y no debía de haberlo, sus historias ni siquiera debieron juntarse, aunque venían de la mano, entonces se unieron como si alguien les hubiera puesto pegamento y no había forma de alejarlas.

Stiles tenía solo 17, siempre el menor de su clase, excluido y solo perdido después de haber sido poseído por un demonio y desacreditado por todos sus amigos después de que llego un chico y lo obligo a defenderse volviendo a matar.

Él estaba tirado en su cama en una habitación linda, pero sin sentimientos con ropa acumulada en todo el suelo y una cama casi por completo distendida con muchas almohadas, cobijas y sabanas haciendo lo que parecía un nido donde él simplemente estaba en medio.

Este chico era su ancla, lo único que le mantenía con vida y se estaba muriendo.

-Quiero que paré ¿Por qué no para? –Le grito llorando aquella vez. Tal vez ni siquiera sabía que Derek estaba realmente ahí, pero tocarlo hizo la diferencia.

Tenía una carta de aceptación para el internado con el FBI, entrará en poco tiempo justo en cuanto cumpla los 18 si es que algo peor no llega a pasar, no le ha dicho a nadie más que a Derek y no puede moverse.

Había bastante que estudiar, tenía el examen de capacidades intelectuales al día siguiente y lo único que hacía era llorar sobre su cama con una almohada sobre su pecho y la mano de Derek acariciando su espalda.

–Van a darse cuenta que no lo valgo.

–Lo vales más que nadie.

–No lo merezco –Dijo entre sollozos –¿Y si mi papá está haciendo esto? ¿Y si nunca quise que esto sucediera? ¿Qué pasa si él sigue en...si él...?

Stiles no pudo decirlo y Derek no podía oblígalo, había entendido que no era ya el protagonista y probablemente nunca lo fue, era el interés amoroso que tenía que mantenerlo unido, que tenía que cuidarlo de todo lo malo que lo rodeaba aun si eran sus propios pensamientos.

Se metió en el nido hecho en aquella cama que no olía más que a miseria y perdición, tomo el pequeño cuerpo ya que tan pequeño, pues en esos casi tres años que llevaban de conocerse ha crecido en tamaño y belleza, y lo abrazo como siempre quiso poniendo su cabeza sobre su cuello, sintiendo como las lágrimas caían a su pecho.

¿Cómo es que dios puede ser tan cruel que cree que esto es lindo? Encontrar al ser más hermoso de la vida y tener la suerte de abrazarlo mientras llora era doloroso, pero le recordó porque sigue vivo.

Agente padrastro (Sterek)Where stories live. Discover now