Mala espina

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—Prefiero mantenerme al margen. Ahora solo soy un empleado más— se bajó, dándole la vuelta al auto y abriéndome la puerta. 

—No hay necesidad de que hagas esto. 

—Es parte de mi trabajo — llevó su mano a mi cabello para removerme algo que no alcancé a ver porque lo sacudió—. Tome el tiempo que necesite. Estaré aquí esperándola. Recuerde; sea inteligente. 

Me reuní con Dereck en la entrada y, aunque me estaba mostrando los alrededores del interior del majestuoso y elegante Hotel, mi mente estaba puesta en la conversación que tuve con Dylan. 

—Has estado muy distraída y pensativa. ¿Pasó algo malo? ¿Te dijo algo fuera de lugar? 

—No, claro que no.

—¿Hace cuánto lleva siendo tu chófer? Nunca lo había visto. 

—Hoy es su primer día. 

—Fíjate que no se ve mala persona. Con todo lo que nos dijo pareciera que quiere sumar puntos contigo. 

«Puntos, ¿eh?», pensé. 

Esmeralda

Dereck cambió de último momento los planes de ir a celebrar juntos con tal de irse con la novia, pero no he podido controlar el impulso de Kiran y sus celos de seguirlos. Dice que debemos darle libertad porque sabe defenderse solo y ya es casi un adulto, pero sé que en el fondo, aunque se haga el duro, esto va más allá de simple protección. 

—¿A dónde crees que vas? —le agarré el brazo. 

—¿A dónde más? Voy a bajarme.

—Tranquilízate, mi amor. Todo está bien con él. Es normal que quiera pasar tiempo con su novia. No intentes dañarle la velada, ¿sí?

—Esto no me gusta para nada. ¿Por qué tanto misterio en presentarnos a esa muchachita? Necesitamos saber qué tipo de mujer es. No se dejó ver y eso solo me da mala espina. 

—Viendo tu cara de ogro en este momento se intimida cualquiera. Además, apenas comenzaron a salir hace poco, es normal que quiera tomarse su tiempo de conocernos. ¿No se supone que seas el más sensato de los dos? Si tu preocupación es que le suceda algo a Dereck, puedes estar tranquilo. Hay cámaras de seguridad en todas partes, incluso los guardias y empleados del Hotel estarán bien atentos a ellos. 

Sacó su teléfono del bolsillo, marcándole a quién sabe quién. 

—Necesito que investigues quién es el dueño de un vehículo. ¿Tienes dónde anotar la placa?

«Dios, es tan necio para algunas cosas». 

Esperé a que terminara con toda la información que estaba proporcionando a la persona al otro lado del teléfono para enfrentarlo. 

—Mi amor, todos los estudiantes de ese colegio son de familias pudientes. Por supuesto que todos deben contar con un chófer. 

—Por esa misma razón, porque fácilmente pueden disfrazarse. Las mujeres conocen muy bien nuestras debilidades, y es que mientras nos endulcen el oído y nos abran las piernas, fácilmente nos tienen a sus pies. ¿Qué me asegura que esa muchachita venga con buenas o malas intenciones? Quiero saber de qué familia viene, si realmente está interesada en mi hijo o tiene una agenda oculta, y solo lo sabré investigando. 

Nuestra atención fue hacia el joven de traje que venía con ellos. Segundos antes de subirse nuevamente al auto, sentí un escalofrío en la nuca. Hace mucho tiempo no experimento tal sensación desagradable. 

—Ese tipo… acaba de mirar hacia nosotros, Kiran—solté. 

Dulce Veneno 2 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora